La cuarentena no solo redujo ciertos consumos que dejaron de ser necesarios por el propio confinamiento, sino que aumentó la vulnerabilidad del empleo y el ingreso de los trabajadores, lo que llevó a profundizar esos ajustes. Así, y según apunta un informe de la consultora Abeceb, es de esperar que las actividades con posibilidad de recuperarse más rápido una vez finalizado el aislamiento sean aquellas que producen bienes o servicios cuyo consumo estuvo contenido durante los últimos meses.
Según detalla el informe, el aislamiento frena sobre todo los gastos en recreación, restaurantes y hoteles. Además, e l teletrabajo disminuye los gastos en transporte y la menor circulación de consumidores reduce la compra de indumentaria y de electro, que encuentra una venta mínima en el canal online. "Si el ingreso de los individuos se mantuviera constante, existirá una gran masa de consumo habitual que no podría materializarse debido a las restricciones impuestas por el aislamiento social", señala.
Con la recuperación parcial de los ingresos, los analistas estiman que se tendrán que recomponer algunos gastos que pudieron retrasarse como alquileres y servicios. Adicionalmente, esperan que se concrete una renovación "necesaria" de bienes durables ( por ejemplo, heladeras) y que la llegada del invierno traccione la demanda de electrodomésticos (por ejemplo, elementos de calefacción) e indumentaria. "Electro también estará apuntalado por la demanda de celulares y equipos informáticos, por el desgaste para soportar el teletrabajo", señala el informe.
Desde una primera lectura, las ventas de alimentos y bebidas también podrían tener algún margen para crecer, aunque esta suba sería limitada debido a la baja elasticidad que presenta el segmento. En cambio, para la consultora, servicios domésticos y actividades de recreación demorarán en reaccionar.
Concretamente, el informe de Abeceb muestra que en el escenario de normalidad previo a la cuarentena, el crecimiento del sector de indumentaria y calzado se estimaba para 2020 en 8,5%. Esta estimación cayó a 2% durante la cuarentena y es probable que repunte a 5,5% cuando la mayoría de las zonas del país ingresen en lo que se identifica como la "nueva normalidad". Del mismo modo, el crecimiento estimado para este año en el rubro de electrodomésticos y muebles cayó de 1,7% a 0,5% y se espera que repunte a 2% en el nuevo escenario.
Hay que considerar que en algunos casos las estimaciones de crecimiento inicial son altas porque la base de comparación, correspondiente a 2019, tiene valores muy bajos e incluso negativos. Además, está involucrada en las previsiones pre cuarentena la fuerte expectativa en torno a que el gobierno de Alberto Fernández tomara a la expansión del consumo como un pilar de su gestión.
El informe proyecta para los artículos del hogar una estimación de crecimiento más o menos estable en los tres escenarios. En el escenario pre pandemia se esperaba una mejora de 6,5%, estimación, que descendió a 5,4% durante el confinamiento y se espera que vuelva a estar por encima de la barrera de 6% en el escenario post pandemia. La categoría salud y educación también tuvo variaciones pequeñas en comparación de los otros rubros (pasó de un escenario en el que se estimaba un crecimiento de 11,8% al 10,7% en la cuarentena y se espera que se vuelva a ubicar en los niveles iniciales).
Para lo que no hay en el horizonte un repunte equiparable a la magnitud de su caída es para el rubro de la recreación. Antes de que fuera instalada la cuarentena se esperaba que las actividades vinculadas a la recreación crecieran 19,4%, pero una vez iniciado el aislamiento ese pronóstico cayó a 2,7%. Para la nueva normalidad, Abeceb solo le augura una mejora de 2,8% anual.
Matices a nivel regional
Por otro lado, el informe señala que el impacto de la cuarentena en los ingresos tiene matices a nivel regional y esto determina en gran medida las decisiones de consumo de las familias, ya sea por pérdida de ingresos o restricciones de oferta.
Según detalla, los asalariados que se desempeñan en el sector público representan el 16% del total de ocupados en áreas urbanas y tienen "menos riesgo económico" que aquellos que lo realizan en el sector privado, que representan el 33%. Los informales y cuentapropistas representan el restante 51% (27% y 24% respectivamente) y tienen el mayor riesgo de ver reducidos sus ingresos por la cuarentena.
Así, y de acuerdo a cómo se componen el empleo en los diferentes puntos del país, el informe llega a la conclusión de que los trabajadores más afectados son los de Salta, San Juan, Córdoba, los partidos del Gran Buenos Aires y Mendoza. "Estas regiones tienen entre 33% y 41% de los ocupados en situación de gran riesgo económico, es decir, trabajadores informales y cuentapropistas que se desempeñan en actividades fuertemente afectadas", apunta.
En un segundo escalón de riesgo de pérdida de ingresos se encuentran los trabajadores de Chaco, Misiones, Santiago del Estero, Tucumán, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe y Neuquén. En el tercer escalón se encuentra Catamarca, Jujuy, Formosa, Corrientes, la Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa y Chubut. En el cuarto y último escalón, se ubican tres provincias patagónicas (Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego) y La Rioja.