Dante Gabriel Pastén (44) entró en la vida de M.E. cuando ella enviudó. Entonces dejó de ser ese ex empleado de una droguería que ayudaba a una mujer en problemas que debió vender un negocio y mudarse a la casa de su madre, para convertirse en su pareja. Durante 9 años simuló ser la opción más correcta para esa madre de cuatro hijos, hasta que su patrona le clavó la espina de la duda: Tené cuidado con tu hija, para mí que está embarazada, le dijo. Molesta, M.E. interrogó y consiguió que su hija, por entonces de 18 años pero con un marcado retraso madurativo (tenía la edad mental de un niño de 8 años) le confesara que sí, que Dante la había tocado.