El Gobierno se apoyará en unas 930 estaciones de servicio sin bandera que sobrevivieron a duras penas en los últimos años, para poner en marcha el plan de abastecimiento de gasoil al mercado interno a través de importaciones de ENARSA.
En principio, la iniciativa estaría a contramano de la idea de bajar el gasto público y perder menos divisas, porque el gasoil importado debe venderse internamente a precio más bajo que el de compra al exterior.
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La medida implica un nuevo paso en la escalada del Gobierno contra YPF, que corre el riesgo de perder presencia en el mercado y de sufrir sanciones por falta de producto, debido -según la empresa- a la imposibilidad de acceder al mercado de cambios y conseguir dólares para importar.
Hay además una advertencia latente de que deberá compartir con el Estado el sobrecosto por importar. En paralelo, este miércoles se anunciará oficialmente una denuncia de Aerolíneas Argentinas ante Defensa de la Competencia por el precio del combustible para aviación.