OPINION

Cómo agravar un enfermo

La distancia entre discurso y realidad en las acciones del Ejecutivo enciende también la interna en el propio equipo económico ganando espacio en los medios, pero no impide que se sigan tomando decisiones que significan concentración de recursos en los factores de poder, mientras las aspirinas que se suelen anunciar para los sectores trabajadores y más necesitados no se terminan de concretar o son de efecto tan escaso que no logran cambiar la ecuación.

Por Marcelo López Álvarez

La frialdad de los números tan vilipendiados en los últimos tiempos, son los que terminan poniendo contra las cuerdas y a la defensiva al Gobierno Nacional. La cruda realidad reflejada, solo se encarga de desmentir a cada momento las palabras del elenco gobernante y pone en línea partida definitiva la gestión nacional, que debe poner en marcha con urgencia medidas necesarias para amplios sectores de la población.

Se acaba el estado de gracia, las fotografías oficiales y privadas ya muestran con claridad que no es la herencia recibida, sino las medidas tomadas en estos 8 meses las que provocaron este estado de destrucción del mercado interno y todos los indicadores positivos de una economía que tenía problemas, pero que al equivocar el tratamiento se la llevó a terapia intensiva en vez comenzar la supuesta recuperación.

No está de más recordar parte de la catarata de datos que se conocieron esta semana y que no inundaron demasiados medios.

La primera gota de la catarata fueron los números oficiales del Ministerio de Trabajo que pese a las declaraciones de los funcionarios confirmaron la pérdida de más de 120 mil puestos de trabajo registrados en estos 8 meses con alta preminencia del sector privado, también contradiciendo el discurso oficial.

La destrucción del empleo no parece terminar, y a esta altura parece poco discutible que la desocupación es parte central de un programa económico de gobierno que pretende bajar radicalmente los costos laborales. El presidente del Banco Central el martes, en su visita a la Unión Industrial Argentina, advirtió a los empresarios que no podían otorgar a sus trabajadores aumentos superiores al 15 o al 17 % para 2017.

La Marcha Federal, que el viernes copó la Plaza de Mayo y adyacencias, es un registro de la preocupación y agotamiento de paciencia que comienzan a mostrar los sindicatos, pero también la gente de a pie. Todos alzando la voz y adelantando que no será fácil cumplir el plan oficial de degradación constante de los derechos de los trabajadores que tiene a Mendoza como banco de pruebas.

La Marcha Federal reunió a gente de varias provincias que confluyeron en una multitudinaria protesta en Plaza de Mayo, contra la inflación y el desempleo.

La conjunción pérdida de empleo - inflación, es una bomba de tiempo para un gobierno que no acierta la respuesta política. Solo atina a la respuesta mediática de "la herencia recibida" y la cobertura que le brindan los reconocidos factores de poder, para evadir el tema.

Pero eso no alcanza, el mismo laburante que ve su trabajo en peligro, también siente los datos reales. Consultoras privadas ubican la suba de la canasta básica de alimentos en agosto entre el 5,5% y el 6 %, acumulando en los 8 meses más de 30 % de inflación en los alimentos.

Lo mismo pasa con los números de la actividad industrial y la construcción, que caen estrepitosamente, con niveles que no se registraban desde 2002.

Los números de las exportaciones de las economías regionales no están exentos de lo que pasa en el mundo y el mercado interno y también caen estrepitosamente generando aún más incertidumbre. Definitivamente, y de no mediar un milagro, se constatará que la preocupación por las economías regionales era solo un slogan bonito de campaña. La realidad es que la única economía regional que le interesa al gobierno es la de la Pampa Húmeda. La caída de la recaudación real es otro síntoma determinante de un parate económico que no parece aún tocar fondo.

La distancia entre discurso y realidad en las acciones del Ejecutivo enciende también la interna en el propio equipo económico ganando espacio en los medios, pero no impide que se sigan tomando decisiones que significan concentración de recursos en los factores de poder, mientras las aspirinas que se suelen anunciar para los sectores trabajadores y más necesitados no se terminan de concretar o son de efecto tan escaso que no logran cambiar la ecuación.

La reacción de los militantes del oficialismo y de varios funcionarios de segunda línea ante la Marcha Federal deja como símbolo que tienen las mismas características que cuestionaban al gobierno anterior. Pero con una diferencia; está en sus genes la herencia de derecha y de factores concentrados de poder que no toleran la movilidad social, ni ciudadanos movilizados, activos y participativos.

Estamos ante un escenario de preocupación, la concentración de poder y economía no deja de crecer, todas las medidas apuntan directamente a profundizar la brecha, a pesar de las palabras, y nada hace prever que algo pueda lograr que en breve mejore el paciente agravado artificialmente.

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