El 66 por ciento de los brasileños respalda la apertura en el Congreso de un proceso para someter a juicio político (impeachment) a Dilma Rousseff por las denuncias por corrupción que alcanzan al oficialismo y a vastos sectores de la oposición, según una encuesta de Datafolha.
La consulta, publicada este jueves por el diario Folha de San Pablo, muestra que creció un 3 por ciento el número de los brasileños que promueven la medida contra Rousseff en comparación con un relevamiento realizado en abril pasado.
El segundo mandato de Dilma iniciado el 1 de enero de este año, dañado por los casos de corrupción que envuelve a la gigante empresa estatal Petrobras, concluye el 31 de diciembre de 2018.
Los índices de Datafolha se publican tres días después de un supuesto acuerdo alcanzado entre el titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, del Partido Movimiento Democrático Brasileño, y varios congresistas opositores para acelerar la votación por el juicio político contra la mandataria.
El mismo sondeo indicó que el rechazo al gobierno de Rousseff, del Partido de los Trabajadores, trepó hasta el 71 por ciento, lo que muestra una suba de 6 puntos frente a otra consulta realizada en junio.
El 38 por ciento de los entrevistados consideró que, más allá de su opinión sobre el impeachment, Rousseff dejará anticipadamente el gobierno para el cual fue reelecta el 26 de octubre del año pasado.
Por su parte, el gobierno reconoció que el escenario político se agravó desde el reinicio de la actividad parlamentaria esta semana, conducida por el ahora opositor Cunha, luego del receso de julio.
El ministro jefe de la Casa Civil, Aloízio Mercadante, hizo este miércoles un llamamiento a "todos los sectores" políticos para un acuerdo nacional frente a la crisis política y económica que afecta al país, admitida por el propio gobierno.
En ese contexto, el vicepresidente Michel Temer sostuvo ayer que "la crisis es grave" y consideró pertinente que "alguien tenga la capacidad de llamar a todos los brasileños" porque de lo contrario el país podría quedar sumergido en una situación sumamente "desagradable".
La aprobación a la gestión del gobierno bajó a 8%, en tanto el rechazo subió a 71 %, lo que implica la cifra negativa más alta en la historia de esta encuesta (la anterior fue en 1992 respecto del gobierno de Fernando Collor de Mello).