Peñaflor pretende pagar precios muy bajos, irrisorios, por la uva que le proveen productores de toda la provincia y eso no sólo ha provocado su enojo. Ya están reaccionando, uniéndose en su contra ante lo que consideran una burla de esta empresa que fue adquirida hace poco tiempo por Bemberg, de reconocida trayectoria en Argentina y ex accionista de Quilmes Industrial S.A.
Los números hablan por sí solos. Peñaflor, que posee la bodega Trapiche ubicada en Maipú, está liquidando entre un 20% y un 25% menos el kilo de uva que Chandon, Bianchi, Clos de los Siete, Salentein y Zucardi. Y como si esto fuera poco lo está haciendo de la mano de un mecanismo de pagos que tiende a desfinanciar a los productores.
Una de las banderas que enarboló Bemberg cuando adquirió las acciones de Peñaflor fue la del "mejoramiento", algo que evidentemente sólo era discurso.
Es lo que piensan productores de toda la provincia.
Normalmente el precio no se negocia antes de la entrega, sino después, y siempre la diferencia entre una bodega y otra ha sido mínima. Pero en las últimas horas los productores se toparon con que Peñaflor rompió con esa regla tácita.
Esto demuestra a las claras que el Grupo Peñaflor se aprovecha de su poderío, pero de manera muy negativa para la actividad vitivinícola y la provincia en general.
La empresa es líder en la industria de vinos de la Argentina y se posiciona entre los diez principales productores mundiales, con exportaciones a más de ochenta países.
Tiene presencia en las regiones vitícolas argentinas de mayor relevancia: Mendoza, San Juan, Salta y Catamarca. Y posee más de 50 marcas, entre ellas: Trapiche, Fond de Cave, Alma Mora, Elementos, Don David, Michel Torino, Santa Ana, Frizee, Hereford y Termidor.
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