Otro hecho oscuro que empaña el fútbol (Foto: Prensa GyE).
El Club Atlético Gimnasia y Esgrima se medía con el Quilmes Atlético Club, por los octavos de final del torneo Reducido en la Primera Nacional. El duelo se llevaba a cabo en el estadio Centenario y tenía el arbitraje de José Carreras. Todo iba normal, hasta que el arquero visitante sufrió una agresión en el entretiempo lo que deparó en la suspensión del cruce.
Gimnasia, que venía de clasificarse en la última fecha de la fase regular al golear a Guillermo Brown de Madryn por 5 a 0, llegaba a este partido más que motivado por haber alcanzado uno de los objetivos de la temporada que era meterse en esta fase. Sin embargo, en el cortejo de esta noche no pudo culminar los 90 minutos.
El Blanquinegro, que tiene una racha oscura jugando como visitante, enfrentó al Cervecero obligado a consumar una victoria ya que el dueño de casa contaba con la denominada ventaja deportiva. El marcador reflejaba un peleado 0 a 0 y más allá de lo que pudieron mostrar ambos elencos todo se desbordó tras el descanso, donde los hinchas locales agredieron a Brian Olivera.
En este sentido, al conjunto mendocino se vio perjudicado porque su arquero recibió una bomba de estruendo muy cerca de su humanidad, lo que lo obligó a salir del campo de juego. Según en las palabras del propio José Carreras, el juez, al portero "le tiritaban las piernas".
Dicha situación motivó a Carreras a suspender la historia, motivo por el cual en el local no fue tomado para nada bien. Incluso el cuerpo técnico de Quilmes como algunos dirigentes dudaron de la honorabilidad de Olivera, a quien le ofrecieron ir a la clínica de la Ciudad y no aceptó según informaron.