Opinión

Desafío Mendoza, hora de trazar nuevas metas

Si bien algunos sectores de económicos de Mendoza marcan un crecimiento respecto de la pandemia, lo cierto es que falta mucho para hablar de desarrollo

Por Myriam Ruiz

Mendoza sigue aletargada en su ritmo y, si bien algunos sectores comienzan a mostrar un despegue en la actividad -como puede ser el de los hoteles y restaurantes o la metalurgia- lo cierto es que el crecimiento de casi 0,50% del PBG desde hace más de diez años no se acerca a lo que una economía necesita para ser sustentable y marcar la diferencia. Muchas veces, andando por otras provincias uno puede ver las obras faraónicas viales que emprenden año tras año, y cómo mejora la calidad de vida de sus habitantes.

El último informe del IERAL sobre nuestra provincia mostró que sectores que deberían ser los que más traccionen en una economía con valor agregado, como el agropecuario y el industrial, han decrecido en la comparación entre el primer semestre de este año con igual período del 2021. El agro cayó un 13% mientras que a nivel nacional el mismo sector se achicó un 5%, en tanto que la industria se redujo un 1% mientras que la actividad industrial en el país aumentó en el mismo lapso un 7%. De todos modos, y del otro lado de la balanza, el último informe de Adimra marcó un cambio esperanzador ya que la industria metalúrgica mendocina presenta un 7,7% de crecimiento, a lo que se suma el crecimiento de exportaciones de manufacturas de origen industrial que en el primer semestre del año crecieron un 6,6% en volumen pero un 54% en valor.

Hablar del futuro de Mendoza es hablar, sin dudas, de metas y objetivos.

Así lo entiende Oscar Demuru, que desde la asociación Fundar en San Rafael realizan diagnósticos de la economía provincial y específicamente de la sureña, desde hace años. Demuru es crítico de cómo ha ido achicándose la porción que el sur mendocino -San Rafael, General Alvear y Malargüe- representa en el PBG provincial.

"A fines de la década del 70, el Sur de Mendoza representaba el 24% del PBI de toda la provincia. Hoy ha caído 5 puntos y en la actualidad representa el 19%", indicó en diálogo con Canal 6. Y aportó un dato aún más significativo: hace 40 años los habitantes del sur eran 200 mil, pero para el 2019 el número de malargüinos, sanrafaelinos y alvearenses ya había trepado a 300 mil.

La conclusión es obvia. La población creció fuerte, pero en el mismo tiempo la actividad económica y la riqueza cayeron.

Según Fundar, desde fines de los 70 hasta la actualidad el sur mendocino ha perdido 5 puntos de la "torta" del PBG provincial. "Cada uno de esos puntos son 1200 millones de dólares, por lo que actualmente tenemos 6 mil millones de dólares que se producían en el sur mendocino y que ya no están", dicen.

Hablar del sur provincial es importante porque es la región que puede -y debe- sustentarse por si misma, lejos de la atracción subyugante que el área metropolitana ejerce sobre los departamentos del norte y actualmente también sobre Valle de Uco. El Gran Mendoza ha ido devorando, uno a uno, a los distritos cercanos a la Capital que ya funcionan como una sola región.

Miremos el sur de Mendoza entonces, para intentar explicar cómo una región que ha crecido poblacionalmente se ha ido achicando en lo económico.

Paseando por las calles rurales de General Alvear uno encuentra enormes estructuras abandonadas que en otra época fueron bodegas y conserveras. La postal de bosques frutales y viñedos abandonados se ve también en zonas de San Rafael, aunque rápidamente muchas de esas fincas que estaban perdidas van volviendo a la vida tecnificándose en el riego o transformándose en potreros de forrajeras a tono con la ganadería de cría y engorde que va creciendo.

San Rafael ha despegado en los últimos años y es en gran medida gracias al turismo, pero también requiere de un fuerte impulso para retomar el camino de la industrialización y el valor agregado.

Leyendo el último informe de coyuntura del IERAL sobre Mendoza, uno puede encontrar en la Provincia deficiencias parecidas a las planteadas. Básicamente, hablamos de una provincia con muchísimos recursos y riquezas a la que aún le falta una meta que guíe la acción.

Los pilares que pueden marcar una estrategia de crecimiento para todas y cada una de las regiones productivas de la provincia son los mismos que en cualquier sociedad: empresarios, productores, industriales, así como el sector universitario y el político. En conjunto y pleno acuerdo las dirigencias deben reposicionar a Mendoza en el mapa nacional y mundial.

Repensar a Mendoza implica responder preguntas. ¿Vamos a ser una provincia dedicada sólo a lo turístico? ¿Realmente la matriz frutihortícola está agotada? ¿Es la ganadería la nueva riqueza de Mendoza? ¿Apostamos por la minería? ¿Vamos por las nuevas tecnologías?

Marcar un punto de encuentro y una meta de desarrollo que nos lleve incluso más allá de la deteriorada economía argentina es el gran desafío. Qué mejor que iniciarlo en este 2022, a puertas de un año electoral que podría ser el punto de inflexión que todos necesitamos.

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