El Modelo Coyote

Por Marcelo López.

Por Marcelo López Álvarez

En las redes sociales se ha hecho popular una frase que es casi usada como hashtag y suele aparecer reiteradamente: "Así No hay Barcelona que Aguante", en obvia referencia a la publicación satírica que se hizo muy popular en los últimos años.

En medio de una de las peores semanas de la economía para el Gobierno, las declaraciones de los funcionarios y hasta del propio Presidente, tranquilamente pueden ganarse el hash sin hacer demasiado esfuerzo.

Desde el jefe de Gabinete ante los Diputados asegurando por enésima vez que la economía está arrancando, hasta el cambio de la tormenta por los mandatos a subir colinas y tirar de carros, o la tristeza de la Ministra de Desarrollo Social junto al Ministro de la Producción que, cual pastor, nos promete un futuro mejor pero para lo cual primero tenemos que morirnos, es verdad que Así No Hay Barcelona ni genio del Stand Up que aguante la competencia.

Mejor ponerle un poco de humor a la tragedia de una economía que ya no resiste, excepto los dueños de los bancos y la decena de pools agroexportadores que mantienen silencio porque todas las medidas son confeccionadas por la una sastrería a medida para sus sectores. La desbandada de apoyos va desde la ex Mesa de Enlace hasta el escritor militante Federico Andahazi. Pero no hay que confundir, los conversos de última hora no piden un cambio de modelo sino un cambio de DT, alguien que reparta un poquito más, pero siempre entre los mismos sectores. Para decirlo salvajemente la SRA no pide la reforma agraria, pide que le cumplan y que no solo ganen los 10 pulpos concentradores de granos, sino que ganen todos los terratenientes.

Cada semana el discurso del oficialismo renueva sus promesas y reitera sus culpables. Los culpables de esta semana fueron los mismos de siempre: la oposición destemplada y su anterior gobierno y las "cosas" que supuestamente pasan frontera afuera. El gobierno anterior terminó hace 3 años y 9 meses, y nada de lo que está pasando fronteras afuera en la economía y la política es imprevisto, sino más bien todo lo contrario: ha sido largamente anticipado por los expertos y analistas de las más variadas latitudes, incluso en esta columna y en los espacios de Mendoza Económico por Radio Andina.

Las nuevas promesas son la llegada de los 10 mil millones de dólares del FMI (que llegarán a pesar de la resistencia de Alemania e Italia a liberar el nuevo envío) y los camiones haciendo cola con la cosecha de soja en el puerto de Rosario.

Pero hay malas noticias para este boletín, los fondos del Fondo serán controlados estrictamente porque tienen un destino claro: pagar deuda y como bien advierte el Observatorio de la Deuda del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala en su resumen de colocaciones de febrero "Respecto de los pagos en moneda extranjera que enfrenta el gobierno, se acercan los meses más complicados del año, ya que entre marzo y mayo se concentran buena parte de los vencimientos de 2019".

Acerca de la esperanza de la soja, la explosión de venta de silo bolsas de la cual ya hemos hablado y la posibilidad brindada por el propio gobierno de especular con la liquidación de divisas indefinidamente, abren un panorama evidente: los concentradores liquidarán lo justo y necesario para pagar costos de cosecha y a los productores y esperarán mejoras en el tipo de cambio (devaluación) para seguir liquidando,, si es que no deciden dejar el producido por la tierra argentina en sus casa matrices en el exterior.

La lucha contra la inflación y el tipo de cambio es muy desigual, el propio Gobierno es el que con sus medidas le da las armas al enemigo y prefiere ir al combate armado con un tenedor. La decisión de permitir nuevamente a los bancos trasladar a Leliqs el 100% de sus depósitos (apenas meses después de ponerles límites) marca la desesperación y la falta de herramientas e ideas.

La única buena noticia es que objetivamente no existe el peligro, agitado por algún irresponsable comunicador enemigo declarado del gobierno, de un nuevo corralito. Como explicamos el viernes en Radio Andina los bancos están sobrados de liquidez porque reciben depósitos y no dan créditos (no porque no quieran, sino por que el mercado no los demanda por las tasas de interés astronómicas) entonces los pesos que reciben se los dan al Central y al Tesoro con la compra de Leliqs y diversos bonos. Por lo tanto, en caso de una improbable corrida los pesos están.

La diferencia con el escenario del anterior gobierno de la Alianza, es que en aquel momento los ahorristas llevaban pesos al banco y estos se lo tomaban como dólares y cuando fueron a buscar los dólares obviamente no estaban porque nunca habían existido.

El peligro hoy es que si los ahorristas fueran a buscar los pesos estos estarían, pero cuando los quieran pasar a una moneda fuerte (dólar) la escasez de esta haría que la cotización se dispare casi sin techo porque precisamente el techo de la banda de flotación hoy está 30% por arriba de la cotización del dólar y el FMI (verdadero administrador de la política económica argentina) no permite intervenir hasta alcanzar esa frontera. No hace falta decir qué pasaría con la inflación y la economía en tal escenario. Así las cosas, el Central y el equipo económico no tienen más camino que seducir a los tenedores de pesos con tasas de un mundo irreal para que se queden posicionados en pesos. Al cierre de la semana el stock de plazo fijos en el sistema bancario superaba el billón y medio de pesos para tener una idea de la magnitud del riesgo al cual se enfrenta el Ejecutivo si esos ahorristas sienten que empiezan a perder contra el dólar.

La telaraña que tejió en tres años el inestable y cambiante equipo económico de Cambiemos puede parecer insalvable y cualquiera sea el color político que suceda a este gobierno se enfrentará a un problema para el cual necesitaría dosis de ingenio y muñeca política poco comunes. El único camino posible de salida es la reactivación primero del mercado interno para después continuar con políticas reales de inserción en los mercados del mundo, pero no con productos primarios sino aunque sea con mínimo valor agregado y allí las economías regionales podrían jugar un papel muy importante.

El camino en el que el gobierno insiste podría bautizarse como Modelo Coyote, al igual que el célebre perseguidor del Correcaminos, pintan un túnel en la pared y creen que hay un túnel para pasar, pero cuando llegan solo encuentran una pared contra la que chocan una y otra vez.

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