Con las primeras luces del día de hoy comenzarán aquí, del otro lado de las sierras a unos ochocientos kilómetros de Buenos Aires, los cantos, bailes, rezos y chistes cordobeses que prepararán los ánimos de miles de peregrinos de distintas provincias que viajaron cientos de kilómetros para asistir a una misa muy especial. Se trata de la ceremonia con la que la Iglesia sumará a la lista de beatos -candidatos a ser proclamados santos- al octavo argentino y, por primera vez en la historia de este tipo de celebraciones, se incluirá un "homenaje" frente al altar de medio millar de jinetes de unas 50 agrupaciones gauchas.
"El mismo cura Brochero era un gaucho" , explicó Fabián Martín, de 47 años y panadero cordobés que llegó anteayer con un grupo de amigos y sus caballos con los que todos los años participan de la Cabalgata brocheriana, una iniciativa que reúne aquí a unos 500 devotos del padre José Gabriel Brochero en torno a la fecha de su nacimiento, el 16 de marzo.
Presidida por el cardenal Angelo Amato, titular de la Congregación para las causas de los santos en el Vaticano y representante en esta ocasión del papa Francisco , la ceremonia oficial comenzará a las 10 en un predio cedido por un vecino y acondicionado para el evento. Concelebrarán con el enviado del Papa el nuncio apostólico, unos 80 obispos -casi la totalidad del episcopado argentino- y unos 1200 sacerdotes.
En representación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, estará el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el secretario de Culto, Guillermo Olivieri, y el director de Culto Católico, Luis Saguier Fonrouge. Como anfitriones estarán el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, y los intendentes de la ciudad de Córdoba y de varias ciudades del interior de esta provincia. También anunciaron su presencia el gobernador de San Juan, José Luis Gioja y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri.
La Iglesia estima que serán unos 120.000 los peregrinos, en tanto la policía local calcula unos 300.000. Sean cuantos fueren, a todos se les regalará un "suvenir": una estampita que tiene las imágenes de Brochero de un lado y la de Francisco en su reverso, y lleva un trocito de un poncho que permaneció un año sobre la urna que contiene los restos de Brochero. Desde ayer el pueblo donde viven unas siete mil personas y la figura y el nombre del sacerdote se ven por doquier fue literamente invadido de devotos de todos lados. "Vinimos en junio a reservar un lugar y ahora nos ofrecimos para ayudar en lo que sea necesario", dijo a LA NACION Zulma Cerella, de Chivilcoy, quien con su marido desde la madrugada asisten en el sector de discapacitados.
Cuando no había caminos ni medios de comunicación, a fines del siglo XIX, el cura gaucho recorrió esta zona, que combina con maestría la piedra y la vegetación, montado en una mula o a pie. Llegó a lo que se llamaba Villa del Tránsito con 29 años de edad y tres de sacerdote. Y se quedó aquí hasta su muerte, a los 73 años, en 1914. Dos años después, los políticos dieron su nombre al pueblo del que fue un virtual intendente. Así lo considera la abogada defensora de su causa ante el Vaticano, la rosarina Silvia Correale.
En una charla que dio anteayer en la capilla de la Casa de Ejercicios Espirituales que hizo construir Brochero, Correale destacó que el "cura", como llama al nuevo beato, se ocupó de asistir a los serranos que vivían aislados del resto del país, tanto a nivel espiritual como social y económico. Construyó caminos, el cementerio y un acueducto, abrió escuelas, acequias y una oficina de correo, entre otras iniciativas. "Brochero era noticia siempre porque hacía un montón de cosas. Entonces, ¿era un activista? No, porque estaba profundamente unido a Jescuristo. Eso le daba un plus porque era imposible hacer todo lo que hacía sin recursos", dijo la abogada. Y agregó: "Era un posconciliar, un teólogo de la liberación; un hombre de gobierno", que rechazó el liderazgo político.
El momento más esperado hoy será el descubrimiento de una gigantografía con la foto oficial del nuevo beato. Muchos sacerdotes aconsejan que quienes estén presentes "aprovechen ese instante para pedir alguna gracia".
Consultado, otro cura gaucho argentino, el monje Mamerto Menapace, sugirió lo mismo, pero lo dijo con humor: "A Brochero, como buen criollo, no le pidan milagros; él sólo hace gauchadas. En eso es experto".