Aún en el peor momento como podrían definirse los días que trascurren posteriores al 11 de agosto, el oficialismo nacional y el provincial también siguen monopolizando la agenda político institucional.
Aún en el peor momento como podrían definirse los días que trascurren posteriores al 11 de agosto, el oficialismo nacional y el provincial también siguen monopolizando la agenda político institucional.
Cualquier observador algo avispado, podría preguntarse sin perder una pizca de razonabilidad, para qué la oposición desea con tanto ímpetu ganar elecciones. La desaparición de los referentes opositores después de 11 de agosto es por lo menos llamativa. No es osado tampoco pensar (si bien este escriba es bien reacio a pensar que todo son operaciones o conspiraciones) que en realidad su agenda política y sus tiempos están definitivamente marcados por un complejo entramado de factores de poder y comunicacionales, que con muchos errores y desaciertos este oficialismo se atrevió a tocar fuertemente después de muchos años.
Solo así se entiende que aquel viejo apotegma: El enemigo de mi enemigo es mi mejor amigo, se haya puesto de manifiesto como nunca en las tapas y líneas editoriales de los medios más conservadores se interesen repentinamente por movimientos ambientalistas y sociales de dudosa legitimidad que se corporizan en protesta contra los intereses y empresas que siempre defendieron esos medios.
Solo bastaría revisar, por ejemplo, los archivos de ellos para ver sus opiniones cuando el gobierno de Ecuatoriano de Rafael Correa y su Corte Suprema dictaron la polémica condena contra Chevron por 19 mil millones de dólares de los cuales más de la mitad -si eso se pagara alguna vez- irían a parar a bolsillos de estudios de abogados tan internacionales como Chevron, contratados por las tan pulcras organizaciones ambientalistas.
Respetar la voluntad popular es el precepto sagrado de quienes bregamos por el sistema democrático. Pero eso no impide desde el disenso y el respeto mostrar diferencias con lo que circunstancialmente el voto ciudadano proclame. Por eso es más que respetable que en esta oportunidad el ciudadano hay elegido como primera minoría otra opción que no es el oficialismo, pero, por lo menos este espacio no puede dejar de marcar la aviesa intención de ese conglomerado mediático- empresario transformado en jefe de la oposición y formador de opinión pública de convencer a la ciudadanía de que el voto opositor es único.
El spech perfectamente estudiado (no es ocioso que Clarín por ejemplo tenga entre sus gerentes de primera línea a Eliseo Verón) de que 7 de cada 3 ciudadanos son opositores al oficialismo, e instalar la idea de que esos 7 piensan y están todos bajo la misma idea es una construcción que prendió en las redes sociales y en mucho discurso medioclasista argentino muy proclive a la simplificación del pensamiento.
Usemos como ejemplo el arco electoral de Mendoza. Solo escuchar a Alberto Montbrum o Nicolás del Caño, deja ideas claras que no solo sería imposible una convivencia entre ellos como tampoco lo serian con el radicalismo o el PD. Una muestra el cada vez más despistado Carlos Aguinaga que como adelantó en exclusivo Sitio Andino, el mismo día que se presentaba la lista de unidad del PD ya negociaba irse después de las elecciones. Una muestra clara de que el discurso que pretende ser dominante tiene una marcada tendencia a la falacia.
Algo de esto se vio también en la Audiencia Pública convocada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación para informarse y preguntar sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Todo hace prever que el fallo de la Corte no estará antes de las elecciones del 27 Octubre, sería muy osado por parte de los Supremos dictar un fallo que invariablemente tendrá una fuerte connotación político mediática y que encima será difícil salga por unanimidad como hasta principio de año soñaba su presidente.
Es probable que el voto en mayoría de la Corte dictamine que Clarín no tiene derechos adquiridos, que no se afecta la libertad de prensa, que debe desprenderse de parte de sus licencias de aire y señales de cable, pero que le permita quedarse con la verdadera madre de la batalla, Cablevisión que factura 8000 millones de pesos anuales con el argumento de que al ser un servicio por cable no ocupa ni afecta el espectro finito quitándole espacio a otras voces.
Gestión y poder
Hace un par de semanas ya que escribimos que la orden del gobernador era gestión, y pensar que aún quedan dos años y que la misma debe ser eficiente y exitosa.
Esta semana Pérez dio la clara señal de que el mismo será el que se pondrá al frente de esa premisa. El nombramiento de Rodolfo Lafalla como nuevo director de YPF y el cambio integral de los responsables del área de hidrocarburos y energía.
Está claro que más allá de buscar más participación política en el directorio de YPF e influencia en las políticas de la empresa el gobernador también dio una clara señal de recuperación del centro de la escena y de poder en la interna del PJ. Si bien el saliente Vázquez como Lafalla son abogados con muchos años de amistad con el gobernador está claro que la cercanía y compromiso político de Lafalla con Pérez es más profunda.
Seguramente de aquí a octubre veremos muchos gestos de este tipo de parte del gobernador para establecer pautas que marcaran sus últimos dos años de Gobierno. La meta de octubre es clara tratar de achicar diferencia de una suerte que también, como ya dijimos, parece sellada.