El lugar argentino en el mundo

El marasmo en que parece bascular el destino de Europa y que esta semana libró una estratégica batalla en Grecia, parece ausente de la campaña electoral argentina. El mundo quiere salir de un durísimo ajuste. En plena globalización (no hay otra economía ni otro sistema que no sea el capitalismo), el bajo tono muscular la economía de los Estados Unidos preocupa tanto como la inflación que ya mordisquea los talones de los países más avanzados del mundo emergente.

Aun cuando se puede admitir el buen momento que vive hoy la economía de la Argentina, no se puede ignorar que también les va a los vecinos y muy mal a casi el resto del mundo. La inflación que amenaza y a la que combaten los países del grupo conocido como BRIC (Brasil, Rusia, India, China) duplica y triplica el 25 por ciento real que se experimenta en la Argentina.

Sin embargo, que en las elecciones de este 2011 ése no es un asunto central en la Argentina. La inflación preocupa, pero no domina, sobre todo cuando se toma en cuenta que la década que se inició a fines de 2001 fue la de mayor crecimiento que se recuerde aquí.

Los héroes de la hazaña son las "externalidades" no gestionados por la Argentina. Un solo hecho confirma una tesis que enfurece al Gobierno, al que indigna que se reconozca el "viento de cola" que ha beneficiado a casi toda América Latina. Pero, acariciado por los precios mundiales de los insumos alimentarios (esa bendición nacional) y la formidable productividad de la agricultura argentina, este país viene desaprovechando, por decisiones políticas de matriz ideológica, las oportunidades colosales que presenta esta etapa.

Mientras que Brasil, obsesionado para impedir que la inflación se desmadre (llega hoy al 6.5% y la presidente Dilma Roussef se propone hacerla aterrizar en 4% para Navidad), el gobierno argentino acepta un 25% de incremento anual de los precios, piso con el que se negocian los convenios del sector formal. En 2010, si Brasil atrajo el 48% de la inversión extranjera directa en América Latina, México el 17% y Chile el 15%, la Argentina solo sedujo al 6%, una participación ocho veces menor que la brasileña.

Si normalmente en años electorales los depositantes se dolarizan todo lo que pueden a tres meses de los comicios, en este caso las presidenciales de octubre determinaron la compra de billetes de color verde ya en noviembre de 2010. Aunque el dólar norteamericano se muestra hoy sumamente débil ante el euro ó el yuan chino, aquí sigue siendo poderoso, simbólico refugio de una sociedad escaldada, que repentiza velozmente "comportamientos preventivos".

Entre la primera vuelta electoral porteña del 10 de julio y la extravagante "primaria" nacional del 14 de agosto, votarán tres distritos principalísimos: Capital Federal, Santa Fe y Córdoba. La victoria cristinista en Misiones y la casi segura en la segunda vuelta en Tierra del Fuego, sumadas a los comicios anteriores de La Rioja, Chubut y Neuquén abarcan a poco menos del 7% del padrón nacional. Pero los tres distritos que se pronuncian a partir del 10 de julio reúnen a casi siete millones y medio de electores, el 26% del electorado nacional.

La Argentina parecería inclinada, tal como se presentan cosas al terminar el primer semestre del año, a prorrogarle la confianza por otro mandato a la actual presidente, pero el largo plazo en la Argentina solo alcanza a un mes. Con el sector industrial trabajando hoy al 80% de su capacidad instalada y una previsión de 8% de crecimiento de la economía para todo 2011, ¿dónde están los nubarrones?

Si bien es poco menos que imposible un default de la Argentina, por el bajísimo endeudamiento nacional, también es verdad que no alcanza con lo que hay. El nivel de inversión es razonable, pero no suficiente para que la Argentina reduzca seriamente la pobreza.

Mientras que la Casa Rosada inyecta 80.000 millones de pesos por año en subsidios irracionales, injustos y discrecionales, se ufana del Plan Hijos (la asignación universal), al que dedica 10.000 millones por año. Nadie imagina, a 10 años de los horrores de fines de 2001, algo similar a los corralitos y a la mega devaluación.

El sistema financiero local hoy exhibe aceptable salud, pero es muy chico. La Argentina, que estatizó a las AFJP, hoy carece de un moderno mercado de capitales. País extraño: la gente atesora dólares en cajas de seguridad, bajo los colchones ó en los bancos de ultramar, pero que no puede incrementar seriamente su capacidad de ahorro interno para cambiar sustancialmente el actual paradigma.

Si bien es cierto que América Latina es hoy una de las dos regiones del mundo más atractivas y magnéticas, lo cual le da a la región oportunidades históricas notables, ¿está la Argentina equipada y políticamente decidida a aprovecharlas? Brasil concentra un tercio del producto bruto de las economías emergentes del planeta.

Para la Argentina el problema central es político, institucional y cultural. Sigue al margen de las naciones de la
región calificadas por las consultoras como de "investment grade" (grado de inversión), economías acreedoras de dinero y facilidades sin penalización ninguna, por sus óptimas condiciones de seguridad jurídica y estabilidad política.

El 80% del PBI latinoamericano ya está en grado de inversión, pero en esa liga la Argentina no figura. No es un misterio por qué. Lo que se premia y distingue hoy es asegurar reglas de juego estables, que el banco central funcione con independencia y autonomía de las exigencias políticas, que el gobierno se fije y cumpla con metas de inflación precisas, que las políticas estatales y privadas se coordinen, acreditar fortaleza en su sector externo, alentar el ahorro interno y que el mercado financiero y de capitales sea vigoroso.

¿En cuántos de estos escenarios la Argentina tiene buenos resultados? Aun cuando se aluda hasta el cansancio que la Argentina es el "granero del mundo", la agencia de las Naciones Unidas consagrada a la agricultura y la alimentación, la FAO, eligió esta semana a un brasileño como su nuevo secretario general. Es un hecho que tiene impresionantes consecuencias y simboliza que viene sucediendo con las glorias nacionales.

Te Puede Interesar