En sus palabras

Raquel Mancini dio testimonio de la violencia de género que padeció

Reapareció Raquel Mancini en "Tiene la Palabra" y dio un crudo testimonio de la violencia de género sufrida.

Por Sección Espectáculos

La vida es más fácil para quienes han recibido el don de la belleza. Las puertas del amor y el éxito se abren sin resistencia ante un rostro armonioso y un cuerpo escultural. Eso dicen. Eso creemos. Y muchas veces, eso es cierto. Muchas, pero no todas. La belleza no siempre viene en combo con la dicha. De eso dio fe Raquel Mancini anoche en “Tiene la palabra”, el ciclo que conducen Lorena Maciel y Luis Otero por TN (la emisión se repite hoy, a las 22). La presentaron como “un ícono de la belleza en la década de los ‘80”. Y vaya si lo fue: la rubia de ojos verdes, cejas tupidas, piel bronceada y mirada sensual imantó a los hombres. Cuántas mujeres no habrán pensado en aquel tiempo “mi reino por las curvas insinuantes y el look sauvage de esa chica de las publicidades”. Ninguna de ellas imaginó entonces que podía sufrir—y mucho— la dueña de esa anatomía envidiable.

A Raquel Mancini la belleza innata no le ahorró un sólo paso en el calvario que le tocó atravesar. Muchas fueron las estaciones de su vía crucis: una pareja que la golpeó y la maltrató durante un año y medio; una internación en estado de coma por culpa de una liposucción hecha en un consultorio en vez de un quirófano; doce años alejada de su medio de trabajo a causa de los labios deformados por la inyección de una sustancia que ella creyó colágeno y resultó ser silicona; el intento de participar en “Patinando por un sueño”, frustrado cuando se cayó en un ensayo y terminó con fractura de tibia, fractura expuesta de peroné y rotura de ligamentos. De todo eso habló Raquel Mancini anoche en “Tiene la palabra”, ahora que ha decidido barajar y dar de nuevo. 

Su primer bocadillo en el programa fue de agradecimiento. Agradeció a los médicos. Paradoja si las hay, Raquel no dio las gracias por lo que la cirugía plástica puede sumar al envase de origen sino por el colágeno que le quitó a fin de devolverle su fisonomía natural, esa misma fisonomía que un día no le pareció lo suficientemente bella y quiso retocar con bisturí y sustancias prestadas. “Los médicos me devolvieron mi imagen. Volví a verme los dientes. Volví a correr la cortina del baño, a mirarme en el espejo y a sentir que de nuevo soy yo”, dijo, después de haber pasado dos operaciones en las que le extrajeron la silicona que le había inflado los labios como globos.

La pregunta que uno se hacía en su casa fue exactamente la que le formuló el panel integrado por Silvia Fesquet, Cecilia Absatz y Fernando Cerolini: ¿Por qué expuso su cuerpo a tanta locura quirúrgica siendo tan linda como era? “Fue un cóagulo de boludez”, respondió Raquel. Y agregó: “No lo volvería a hacer”. Además, explicó que esos impulsos que la llevaron de consultorio en consultorio y de quirófano en quirófano no eran ajenos a su “baja autoestima y a haber estado con una persona que me la bajaba aún más”. Entonces, habló del drama de haber sido una mujer golpeada. Contó que doce años atrás, convivió con un hombre al que se negó a nombrar, pero que, dijo, no pertenece al ambiente artístico. En el último año y medio de la relación, relató, el tipo se comportó como un violento de manual. Le gritaba, le pegaba, le hacía escenas que terminaban con su cuerpo lleno de moretones y su ánimo destruido. Atrapada en ese círculo infernal, ella dejaba de visitar a su familia, para que evitar que sus padres y sus tres hermanos vieran las marcas de los golpes. Después, él lloraba su arrepentimiento y ella lo perdonaba hasta la próxima trompada. Hasta que un día él tiró una repisa que se estrelló contra el televisor sólo porque ella logró correr su cuerpo a tiempo. Esa vez comprendió que su vida corría peligro. Se animó, juntó sus cosas y se fue a casa de su madre.



“¿Qué les dirías a las mujeres que padecen situaciones de violencia de género?”, le preguntaron. “Que no tengan miedo—contestó Raquel—. Que hay que hacer la denuncia y que hay que ratificar la denuncia. Que siempre hay una luz, que siempre hay alguien que te va a ayudar. Que de eso se sale”.

Al final, como es costumbre, la tribuna tuvo que votar: “¿Es Raquel Mancini un ejemplo de fortaleza y de volver a empezar?”. El 85 por ciento optó por el sí. Se me hace que tienen razón. Ahora nomás, Raquel va a grabar un videoclip junto a Ivo Cutzarida y Lito Cruz. Y para el verano, anticipó, ya tiene ofertas para hacer comedia. Interesante dupla, la música y la risa, para quien busca dejar atrás la oscuridad de las tragedias.

Fuente: Clarín

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