Tras sus declaraciones, Armstrong perdió 75 millones de dólares
El múltiple campeón del Tour de France, que reconoció que ganó sus siete títulos dopado, aseguró en las últimas horas que también sufrió un duro golpe económico: "Merezco ser castigado; merezco competir", afirmó.
La segunda parte de la entrevista con Oprah Winfrey se tornó el viernes más personal y familiar. Fue ahí cuando el estadounidense se quebró y estuvo a punto de llorar, el momento más emotivo de las dos horas y media de charla emitida entre el jueves y el viernes con las que Armstrong confesó que se dopó durante toda su carrera ciclista.
Volvió a autoflagelarse -"me siendo desacreditado, humillado y avergonzado"-, reconoció que necesita terapia psicológica continuamente, habló de la existencia de dos Armstrongs, negó un intento de soborno a la USADA (Agencia Antidoping de Estados Unidos) y consideró excesivo un castigo que definió como "pena de muerte". Y es que dejó claro que desearía volver al deporte, por ejemplo para correr un maratón, porque es un "competidor". No lo puede hacer por la sanción de por vida que le impuso en octubre del año pasado la USADA.
"Creo que lo merezco (competir de nuevo)", dijo al comparar su sanción con la de otros ciclistas dopados, que es mucho menor. "Merezco ser castigado, pero no estoy seguro de que merezca tanto, de que merezca una sanción tan dura", dijo sobre la suspensión. "No estoy diciendo que sea injusta, pero es diferente" a la de otros a los que se sanciona por meses o años.
El supuesto nuevo Armstrong afirmó que le pone "enfermo" ver al Armstrong anterior. "Ese tipo se sentía invencible. Sigue allí. No voy a decir «Estoy en terapia y me siento mejor.» Está aún ahí. ¿Es necesario que siga existiendo durante el proceso? Sí". "Estoy enfrentándome a mis demonios, es un proceso, el principio del proceso", dijo sobre su confesión.
El ex ciclista reveló que el primer momento humillante fue cuando la firma de artículos deportivos Nike le llamó para decirle que lo dejaba de lado como patrocinador, pero "el peor momento, el más humillante" fue tener que dar un paso al costado de la fundación de ayuda contra el cáncer Livestrong, que él ayudó a fundar, debido a las acusaciones de doping.
El ex ciclista casi lloró y tuvo que interrumpir su discurso al hablar de cómo su hijo Luke, de 13 años, le defendía en las redes sociales sin preguntar si eran ciertas las acusaciones. "Hay muchas dudas sobre la carrera de tu padre", le dijo a su hijo. "Quiero que sepas que son ciertas. No me defiendas más. Si algún chico te dice algo, no me defiendas. Simplemente di: 'Mi padre lo siente'".
Sobre su situación financiera, aseguró que ha perdido "ingresos futuros" y cifró en 75 millones de dólares lo que se esfumó en los dos días en los que le abandonaron los patrocinadores tras la sanción de la USADA. "Probablemente" no volverán, dijo. "No es un buen momento en mi vida, pero no es la peor parte de mi vida, no se puede comparar con el diagnóstico (del cáncer que sufrió), con el 50/50 (de posibilidades de vida). Eso marca la medida. Esto está cerca, pero soy optimista".
"¿Todo esto le ha hecho mejor persona?", le preguntó Winfrey. "Sin duda", dijo Armstrong. "Cuando me diagnosticaron el cáncer me convertí en mejor persona, en más listo. Luego, perdí mi rumbo. Esta es la segunda vez. No puedo perder el rumbo de nuevo", concluyó.