Amores de verano: ¿por qué son tan apasionados pero tan efímeros?
Un nuevo estudio devela el misterio, hasta hoy, inexplicable. ¿Nos enamoramos por unos días?, ¿es el calor?, ¿el mar? Una situación que implica a jóvenes y adultos. Entrá y enterate.
Cruzaron miradas de una sombrilla a otra. Él se puso los RayBan y la miró en detalle. Ella sabía que él la miraba y se movía inquieta en su lona. El grupo de amigas se alborotó. Los chicos empezaron a codearse. Había que actuar. Cuando ella fue hacia el mar sola-, él metió panza y encaró hacia el agua. Una ola gigante la volteó. Él estaba atrás para darle la mano y ayudarla a salir del agua.
-Hola, soy Sebastián, ¿cómo andás? -Hola, bien. Soy Nadia. ¡Gracias! Y sonrió mostrando sus brackets.
Desde ese momento pasaron todas las vacaciones pegados. Se olvidaron de los amigos. No tenían frío ni calor. Sólo querían estar juntos. Él 28, ella 24. Ella pampeana, él rosarino. Nunca se habían sentido tan enamorados. Pero las vacaciones terminaron y llegaron las promesas de volver a verse y las lágrimas de la despedida y quién sabe que pasará.
De acuerdo con Cindy Hazan, de la Universidad de Cornell de Nueva York y Helen Fisher, de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, el amor de verano tiene una base científica con un fundamento biológico ocasionado la testosterona.
Las especialistas indican que el amor y el deseo sexual se deben principalmente a una hormona llamada testosterona la cual aumenta cuando el día es más largo, es decir en verano.
Es sabido que las hormonas influyen decisivamente en nuestro comportamiento y, como no, también en las emociones amatorias, explicó Cindy Hazan.
Con el buen tiempo y los días largos la serotonina, un neurotransmisor que afecta al estado de ánimo nos da una sensación de placer, relajación y euforia.
Es muy común que Cupido ande suelto en verano. Es época de vacaciones, salimos más, interactuamos, las fiestas nocturnas, el alcohol y el calor: todo ello favorece a que nos sintamos más propicios a establecer una relación.
Según Helen Fisher la serotonina es el antidepresivo más efectivo que nos prepara para las artes amatorias, una reacción muy parecida a lo que ocurre con las endorfinas, que se generan con actividades placenteras como el ejercicio, el aire libre y los orgasmos.
En verano, por las circunstancias, somos más aptos para recibir estímulos sexuales y aquí influyen también las famosas feromonas, sustancias químicas que despide la piel y que están mucho más descubiertas en época de calor, aseguró.
No sólo los jóvenes, también los grandes
Los amores de verano siempre se asocian a los jóvenes y adolescentes. Pero los mayores de 30 también viven sus historias amorosas en las vacaciones.
Hasta ahora se consideraba que estos amoríos eran para personas que no piensan demasiado en el futuro y que se sienten motivados y felices cuando viven aventuras con un espíritu juvenil y que no son recomendados para aquellos individuos que buscan una relación a largo plazo.
Pero en el último tiempo son varios los adultos que se han animado a tener un amorío de verano y pasarla bien. Por eso muchas personas se van de vacaciones dejando a una pareja en otro lugar y buscan nuevas relaciones para divertirse, pero al llegar a casa vuelven con su pareja, por lo que hay que tener cuidado con las mentiras.
A otras personas les encanta la sensación del enamoramiento veraniego y cada verano vuelven a buscar a otra persona para vivir esos momentos cortos, pero intensos.