Leo Messi es un crack. Dentro y fuera del campo de juego. A horas de la tradicional cita con los Reyes Magos, Barcelona dio otra demostración de generosidad, siempre con el foco en el ídolo. Unos 14.000 hinchas catalanes presenciaron el clásico entrenamiento previo a la celebración y se desvivieron por Leo, la principal atracción del equipo.
El plantel disfrutó del calor de los aficionados culés durante la breve sesión de entrenamiento, que finalizó con los futbolistas pateando balones hacia las tribunas. Como en años anteriores, los niños vieron de cerca a sus ídolos, que estuvieron sobre el terreno de juego durante una hora. Una vez concluido el entrenamiento, jugadores, cuerpo técnico y dirigentes se distribuyeron en varios transportes para hacer la tradicional visita a los hospitales en la víspera de la noche de Reyes.
En el Hospital de Niños de la ciudad, Messi causó una pequeña gran revolución: hasta los enfermeros le pidieron autógrafos. Más allá de su timidez, intentó deleitar a todos. Para Messi empezará verdaderamente el año mañana, con la mira en el clásico catalán frente a Espanyol. Pero no sólo eso: Messi se prepara para el cuarto Balón de Oro, de conseguirlo, algo inédito en la historia. La gala será este lunes, en Zurich, y tendrá el mismo oponente de siempre: el portugués Cristiano Ronaldo.