Maravilla Martínez tuvo otra noche de gran campeón
El boxeador se llevó el Olimpia de Oro, máxima distinción para los atletas en la Argentina; el rey de los medianos aventajó a Lionel Messi y a Sebastián Crismanich, medalla dorada en Londres.
Si ya se había llevado el reconocimiento unánime con la noche de película frente a Julio César Chávez Jr., Sergio Martínez escuchó más canciones en su honor en la gran fiesta del deporte argentino. Maravilla, como lo bautizó el mundo del boxeo, ese que hace rato lo ungió como un gran campeón, se quedó con la estatuilla que todos quieren: el Olimpia de Oro, que, seguramente, descansará al lado del cinturón que con sudor y valentía consiguió en Las Vegas. Esta noche, a diferencia de aquélla, no le hicieron falta sus puños de acero para sentirse el mejor. Tampoco precisó de sus piernas de bailarín para escaparse del peligro. No lo hubo. Todo quedó en la dulzura de otro momento que ya forma parte del álbum.
Sergio Martínez está acostumbrado a balancearse entre los mejores. La distinción del Círculo de Periodistas Deportivos se movió entre esos márgenes. Durante todo el día -y toda la gala- se jugó con la incertidumbre del momento. ¿Quién se la quedaría? Acaso Lionel Messi, el hombre récord de Barcelona, con 90 goles en 2012, el que pulverizó el récord del alemán Gerd Müller. O tal vez Sebastián Crismanich, el correntino que le dio a la Argentina la única medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Londres, en taekwondo, entre golpes y volteretas. Quizá Juan Martín del Potro, la torre que les hizo frente a las potencias mundiales en cualquier superficie del tenis. No. Cada uno se llevó sus merecidos aplausos y, obviamente, el Olimpia de Plata. Sólo Maravilla Martínez, entre elogios para sus compatriotas, llegó al punto más alto.
El cosquilleo fue extendiéndose en la Rural a medida que transcurrieron los minutos y, sobre todo, los premios. Uno tras otro. Algo de eso debió haber intuido Martínez. Fue bastante parecido a lo que debe haber sentido la noche del 15 de septiembre pasado, en medio de la lección que le dio Chávez Jr. Pura adrenalina, puñetazo tras puñetazo. Nada de angustia, como en aquel round final, en el que Maravilla tocó la lona por la bravura del mexicano. Ya con el título de los medianos de la CMB en su poder, otra vida empezó para el argentino que alguna vez supo del desarraigo para hacerse un nombre en el deporte.
El revuelo se armó alrededor de Maravilla Martínez, de impecable negro, y su amplia comitiva. Crismanich también se llevó buena parte de los saludos. También los futbolistas, en la misma mesa con sus familia, Lisandro López (Arsenal), el vencedor, Ignacio Scocco (Newell's) y Sebastián Domínguez (Vélez).
Estuvieron las figuras de siempre: las de la temporada que está por cerrarse y también aquellas que trascienden las épocas, como Hugo Conte, Santos Laciar y Juan Curuchet, por caso. A algunas costó reconocerlas sin los atuendos de siempre. Otras saltaron la vista con una mirada general. La emoción empezó con el ajedrez y el premio para Fernando Peralta. Todo terminó como muchos presumían, con el broche de Maravilla. El boxeo tuvo otra gala poco antes de que suenen las copas por un 2012 grabado en la memoria. Y esta vez no le hizo falta un KO a Sergio Martínez.