El cantautor español asegura que prefiere escribir en el campo a subirse a un escenario. Cuenta que en su país hay poco trabajo como consecuencia de la crisis.
Con un sonido renovado, resultado del trabajo en la producción de su hijo Pablo, el español José Luis Perales, auténtico ícono de la canción romántica, vuelve a editar un disco de canciones propias, luego de un paréntesis de seis años. Entre su último álbum de estudio, Navegando por ti (2006) y el flamante Calle Soledad hubo uno en vivo: Perales en directo 35 años, grabado justamente en el Gran Rex, el mismo lugar donde se presentará el próximo 11 de octubre en el marco de una gira latinoamericana que también incluye shows en Córdoba (el 9) y Rosario (el 12). Buenos Aires es una ciudad especial para Perales: aquí hizo su primer recital en Latinoamérica, allá por 1974, cuando tenía 29 años y daba los primeros pasos de una carrera plagada de éxitos. En todos estos años, sus discos vendieron más de cincuenta millones de copias en todo el mundo. La frecuencia con la que grabo depende básicamente de las ganas que tenga explica el artista. Cuando eres libre y no sufres las presiones de un contrato discográfico, no tienes fechas de entrega, escribes canciones con mucha calma, tienes tiempo para seleccionar bien el material Mi hijo, que es el productor de este disco, me pidió los temas que había compuesto en todo este tiempo y me motivó a grabarlas con unos arreglos muy distintos a los que yo solía elegir. Y estoy feliz con el resultado. Entre tanto, escribí un par de libros, viajé, hice cerámica. Tengo la oportunidad de trabajar relajadamente y la aprovecho.
¿Con qué palabra definiría a este nuevo álbum? Diría modernidad. Dentro de lo clásico que suelo ser, creo que estos arreglos muy frescos y sorprendentes para mí que ha propuesto mi hijo me han rejuvenecido como músico. Tanto que hago en vivo los clásicos de mi repertorio con este nuevo sonido.
Hablando de clásicos de su carrera, ¿cuál es la canción que más satisfacciones le ha dado? Hay una que es inevitable: ¿Y cómo es él? La han cantado muchos artistas, como Marc Anthony y Daniela Romo, es uno de esos temas que he compuesto para otros. Pero yo la canto como si la hubiese escrito especialmente para mí, me identifico mucho con esa canción. La que más réditos económicos me dio es Por qué te vas, sin dudas. No la considero la mejor, pero hizo que vendiera doce millones de discos.
¿Cuál cree que es su mayor virtud artística, al margen de su trabajo como compositor? Creo que tengo dotes de actor, soy un tipo que se mete en los personajes de las canciones. Cuando canto entro en una especie de trance, es como un momento mágico. Pero si me dan a elegir entre subir a un escenario a cantar o encerrarme en una casa de campo a escribir sentado cerca de una chimenea, no lo dudo: prefiero lo segundo. A los artistas los suele atrapar la vanidad: se dejan seducir por el halago, el beso, el éxito, quedan presos de todo eso. Yo siempre he luchado por no quedar atrapado en ese lugar. Lo importante para mí es disfrutar de mi familia, de mi jardín, de mis aficiones, como la arqueología o la pintura. Soy un señor de la calle que va de compras con su mujer, que le gusta ir los fines de semana al campo y que sufre los atascos como todo el mundo. Mis amigos no tienen nada que ver con la colonia artística.
España vive una crisis casi sin precedentes. ¿Cómo ve el panorama? España está hoy como estuvo la Argentina hace unos años. Espero que tengamos la fuerza que han tenido ustedes para salir adelante. Vivimos un desastre económico que ha empujado incluso a muchos españoles a emigrar. Hay menos trabajo para todos, incluso para los artistas. No se puede pagar la entrada para ir a un concierto si no tienes para llegar a fin de mes.