Presión impositiva y falta de crédito, algunos factores

Encuesta: 7 de cada 10 productores mendocinos están "agotados" y creen que hacen un "mal negocio"

Por Miguel Flores.

Presión impositiva asfixiante. Falta de crédito. Escasa rentabilidad. Cuestiones que, sin ser novedad en la economía argentina, les pesa cada vez más a los productores mendocinos de distintas actividades pero en particular los vitivinícolas, al punto de que muchos reconocen que por momentos los gana el desánimo y la noción de "tirar la toalla".

Es parte de las conclusiones de una encuesta impulsada por Coninagro entre alrededor de 500 productores consultados de distintos oasis de la provincia. Un 72% admitió estar "agotado", y para 2 de cada 3 la actividad a la que se dedican (además de la uva y el vino, la frutihorticultura, ganadería y olivicultura) "es un mal negocio", aunque tienen una mirada particular sobre la crisis y una salida.

Asimismo, al ser indagados sobre la situación de la economía de Mendoza, la mayoría (86%) coincidió en que "se puede exportar más" de lo que se vende actualmente al exterior.

"Son productores de entre 40 y 50 años, es decir, con un camino recorrido en la actividad, que han vivido distintas etapas y están más que calificados para opinar. Y pese a las dificultades, manifiestan el deseo de contar con una agricultura industrializada toma impulso, dejando entrever que hay una mirada aspiracional sobre el agregado de valor", señaló el politólogo Lucas Romero, director de la consultora Synopsis, responsable del estudio.

El cansancio y por qué ven un "mal negocio"

Independientemente de la historia de cada productor detrás de su emprendimiento  y de si cuenta o no con un recambio generacional asegurado, el hartazgo motivado en las dificultades para llevar adelante la actividad se hace evidente.

Para entender los por qué, basta rescatar la convicción para 6 de cada 10 consultados de que la situación económica, crisis mediante, se deterioró "desde 2017". Y la visión de que no se revertirá, debido a que creen que "empeorará en los próximos 5 años", lo que se lee como un descreimiento que trasciende las distintas gestiones de Gobierno. 

Al desgranar factores, las "regulaciones excesivas" (80% de las opiniones) y también la "elevada presión impositiva" (95%) aparecen entre los más mencionados. Pero al mismo tiempo, se destaca a la integración como una ventaja para protegerse de los avatares financieros y económicos.

Todo confluye para aseverar que la actividad a la que están abocados es "un mal negocio" para la mayoría, lo que según Romero está "incluído en el dato de los que afirman estar agotados". Discriminar los porcentajes permite ver que para un 39,4% es mal negocio, pero un "muy mal negocio" para el 14,6%, o un "pésimo negocio" (12,7%).

Justamente, 7 de cada 10 se sienta "agotado", una sensación que roza el 80% en la vitivinicultura. Puntualmente, en relación al estado de ánimo en relación a su actividad productiva, el 42,3% confesó sentirse "agotado", el 30% "muy agotado, y apenas un 23,5% se manifestó "entusiasmado".

Factores del agotamiento

En este punto asoman 4 factores: la presión impositiva, falta de financiamiento, regulaciones consideradas "excesivas" y las desfavorables condiciones del mercado.

El tema de la presión tributaria no registra grietas: 95% la evalúa como "alta o muy alta" y un obstáculo para producir. El informe publicado por Coninagro, a su vez, revela que se registra más cansancio y más pesimismo entre los productores vitivinícolas u olivícolas que entre los productores ganaderos y frutihortícolas, donde hay una mirada más optimista sobre la realidad productiva.

En materia de financiamiento, más del 85% evalúa que el acceso para mejorar la capacidad productiva es poco o nada accesible, y sólo 1 de cada 10 considera que puede acceder a crédito para ese fin.

Pero los productores también observan un "exceso de regulaciones sobre la actividad productiva", tanto en el ámbito nacional como en el ámbito provincial y en los ámbitos municipales. Tal es así que un 39% las calificó como "muy excesivas" mientras que un 42,7% las identificó como excesivas.

Puestos a analizar las condiciones que atraviesa el mercado, en términos de precio-demanda, una ligera mayoría (46%) las considera "malas o muy malas", mientras que solo el 20% las evalúa que las condiciones son "muy buenas o buenas", el resto las califica como regulares. Estas condiciones son mejor evaluadas por los productores frutihortícolas y los productores ganaderos.

Tal vez por eso resaltaron como algo positivo estar integrados o asociados. En el caso concreto de una cooperativa, porque facilita "contar con una garantía de venta, y la ventaja de tener una correcta actualización del precio al valor del mercado".

El motor de la economía y la matriz productiva

Al rever las conclusiones, el presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto, las puso en el marco de un contexto cada vez más crítico, agravado con las últimas estadísticas que indican que 2021 cerró con casi 37% de la población de Argentina considerada pobre. 

Para Iannizzotto, "hay una situación de malestar, angustiante, de hastío en general por parte de los productores en todo el país; no hay un caso de economía regional donde se detecte progreso frente a los datos de pobreza y desempleo. En el caso del mendocino, la rentabilidad está al límite porque está descapitalizado, y además los rendimientos han caído. Eso también es pobreza".

Si bien el aparato productivo mendocino se apoya en 4 sectores, la mitad de los opinantes coincidió en que la vitivinicultura es "el motor de la economía" provincial. Un 66% de las opiniones surge, precisamente, de productores vitivinícolas.

Así y todo, al repasar el pesimismo que arrojan los datos de la encuesta, el responsable de Sinopsis distingue que "es menor en el sector ganadero y frutihortícola, y mayor para la viti y olivicultura". Un panorama diferente que a su criterio "en general no tiene disonancias, pero merece profundizarse acerca de las causas".

¿La matriz productiva actual está agotada? Ante esa consulta, sí hay disonancias entre lo que ven en el sector primario y un Gobierno que insiste en la necesidad de renovar una matriz predominantemente de base agropecuaria y que exporta tanto valor agregado como productos indiferenciados o commoditys. De hecho más de la mitad de los encuestados fue contundente al decir que "no".

Según Romero "al hablar del deseo, es decir, cuál debería ser el motor, apuntan a la agroindustria, dada la importancia que reviste el agregado de valor a los productos exportables. Aunque también hubo referencias al aporte de la llamada economía del conocimiento".  


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