Columna del domingo

La industria se apoderó del centro de la escena

Escribe: Marcelo López Álvarez.

Las celebraciones del Día de la Industria llegaron con más color y picante que la aburrida, anodina y carente de ideas campaña electoral.

El debate por los números de la industria y su comportamiento en el gobierno anterior y en este en el periodo de salida de la pandemia llegaron también al discurso de campaña (por lo menos del oficialismo) que busca, a partir de ellos, diferenciarse claramente de la gestión de de Mauricio Macri, por lo menos en lo que tiene que ver con el comportamiento y atención prestada a la producción y sobre todo a las pymes.

La ausencia del Presidente y los ministros en el tradicional acto de la UIA fue leída de muchas maneras por los periodistas opositores y algunos analistas de dudoso origen y capacidad. Pero ninguno dijo que la conducción de la UIA hizo todo lo posible para que el gobierno desistiera de participar en el acto a partir de la elección de las locaciones para realizarlo que fueron modificadas a último momento y de enviar señales de que, en los discursos, la actual gestión no sería bien tratada.

Ante las idas y vueltas y la poca voluntad (se puede decir de ambos lados) los tropiezos organizativos fueron la excusa perfecta para que el Ejecutivo decidiera transformar la recordación en un acto casi de campaña y trasladar su acto a una PYME multipropósito en el Chaco y desde allí dar una señal hacia un sector que a pesar de estar cerca de las políticas actuales con insistencia reclama ser tenido más en cuenta a la hora de generar estrategia y política productiva por parte del Ejecutivo.

La lejanía del Gobierno y la entidad industrial en la recordación de aquella que se considera la primera exportación argentina (en realidad del Virreinato en 1587) y fuera establecida como día de la actividad industrial en 1941 por Ramón Castillo, también cayó en la grieta de la política preelectoral.

Desde el Ejecutivo aprovecharon la ocasión para marcar las diferencias con las políticas industriales de la gestión de Mauricio Macri (si es que existieron). Alberto Fernández y su equipo de economía y producción muestran una tabla de comparaciones entre ambos periodos que, aseguran, es la razón por la cual muchos industriales -de todos los tamaños- destacan su labor.

Algunos de los datos comparativos que manejan los funcionarios fueron referenciados por el Presidente durante el acto en el Chaco. Según el oficialismo entre 2016 y 2019 la industria medida por cápita se contrajo un 17% y fue el país que más se desindustrializo tomando las 50 naciones del mundo con mayor PBI.

Según esos números en ese periodo se cerraron unas 25 mil pymes (dato difícil de chequear con certeza plena) y se destruyeron 161 mil puestos de trabajo formales (este dato sí muy fácil de chequear) situación que se vio con claridad en 21 de 22 sectores industriales.

Por otro lado, el salario real en el sector se contrajo 15 puntos (14.8%) y la cantidad de empresas industriales pasó de 56 mil a poco más de 51 mil.

Según los números oficiales del Ministerio de Trabajo la industria manufacturera descartó empleo formal en 46 de 48 meses entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019.

Mucho de los sectores tuvieron caídas profundas (algunos por encima del 20%) y algunas producciones básicas como los alimentos cayeron el 5%, solo metales básicos crecieron un 1%;

Los funcionarios que armaron el cuadro comparativo aseguran que al comenzar esta gestión en diciembre del 2019 de 100 autos que se comercializaban solo 28 eran nacionales y 72 importados; mientras hoy esa relación es 50 a 50

En la comparación desde las oficinas de Producción aseguran que la industria creció un 4% en términos desestacionalizados según el INDEC y el salario real creció un 5,5% y que hoy 20 de 24 sectores industriales tienen más empleo que a fines de 2019, en tanto que el sector industrial hoy tiene 25.000 empleos más que en 2019.

Remarcan que la inversión productiva en el primer trimestre creció un 14,3% por sobre el mismo periodo de 2019 y que se registraron más de 900 anuncios de inversiones por 34 mil millones de dólares y se entusiasman asegurando que en este primer semestre la industria manufacturera creció casi 5% respecto al 2019, se produjo 4,6% más que en mismo período de aquel año y que la industria manufacturera lleva 12 meses seguidos creando empleo y el 80% de los sectores industriales tiene más empleo que a fines de 2019.

Los números son reales, y para esperanza del oficialismo pensando en noviembre comienzan a notarse tibiamente en la calle. Sin embargo, la sensación generalizada es que las mejoras aún no se producen.

Algunos asesores y funcionarios vuelven a hablar del viejo axioma de realidad pública versus realidad publicada. Remarcan que en sus recorridas de campaña se ve lo que los diarios no muestran, para ser justos del otro lado dicen lo mismo, que ven lo que el gobierno no ve. Se sabe que en campaña todos sacan a relucir el Pinocho que llevan dentro y la nariz crece y crece.

En el Frente de Todos están seguros de que este año romperán la racha de 16 años sin ganar una elección intermedia, aunque también afirman que la realidad es qué cuando llega el tiempo de elegir al presidente solo perdieron una elección y que esa derrota llevo al país a una pandemia económica de la cual los ciudadanos no se olvidaran fácilmente.

El próximo domingo se sabrá quién queda mejor parado para noviembre, aunque los dos meses que separan la PASO de las generales en Argentina pueden ser una eternidad llena de sorpresas

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