La cuenca del cauce aluvional, que prácticamente todo el año permanece seco, este sábado, y a una semana de un fenómeno natural similar, volvió a colectar una enorme cantidad de agua y barro provenientes de torrenciales tormentas en el pedemonte malargüino. Esta vez sólo por Arroyo La Bebida escurrió la crecida. Arroyo Pequenco, el otro colector natural al oeste de la ciudad, se mantuvo normal.
Este sábado por la tarde se registraron varias tormentas en la zona rural del departamento de Malargüe, concentrándose las de mayor magnitud en el área cordillerana, en el cuadrante noroeste. También llovió en cercanías de Cerro Nevado, al este de la ciudad.
El fenómeno meteorológico estuvo asociado a lluvias torrenciales, caída de granizo y descargas eléctricas en los parajes La Brea, Veranada El Morro y Cerro Mesa, a unos 30 kilómetros al noroeste del radio urbano.
Este acontecimiento natural no fue percibido por la mayoría de los habitantes de la ciudad de Malargüe, ya que en la urbe sólo llovió un par de minutos y con poca intensidad, aunque la evidencia de la tormenta en cordillera fue la crecida que algunos vecinos si pudieron observar cuando bajaba, alrededor de las 20 y por un lapso de 2 horas, por Arroyo La Bebida, cauce que corre de oeste a este prácticamente en línea recta, desde los cerros hasta bañados que forman parte kilómetros abajo, de la cuenca de Laguna de LLancanelo.
El equipo periodístico de SITIO ANDINO se traslado a varios puntos al oeste de Arroyo La Bebida, captando el momento en que el cauce concentraba las precipitaciones que se produjeron cerca de las 18,30, arrastrando además junto con el agua, una enorme cantidad de sedimentos, incluso grandes cantos rodados y escombros.
Este aluvión, que se calcula este sábado arrastraba unos siete metros cúbicos por segundo de agua y barro, es un claro ejemplo de erosión que sucede en forma repentina por la evacuación de las precipitaciones de verano, que este año se han triplicado en Malargüe.