ENTREVISTAS

Osvaldo Chiavazza: "Creo que en la época en que estamos los artistas nos tenemos que reinventar"

Por Eugenia Cano

Osvaldo Chiavazza habla de un cimbronazo, de un volver a equilibrar las cosas. Se refiere a la humanidad frente a la pandemia. "No nos cambió el concepto de la vida, pero sí nos estabilizó los alerones" -dice- como para seguir el vuelo. Sobre el mundo del arte al cual pertenece, cree que hay una tendencia a desconceptualizar lo que estaba totalmente conceptualizado. Un giro a sentir más y dejar de pensar tanto. Por eso, en la experiencia que le toca, cuenta que volvió a reencontrarse con la importancia del barrio, del vecino, del lugar chico.

Venía de pasar una estadía en México donde participó de un encuentro internacional de muralismo y por el aislamiento hasta dejó pendiente una muestra en Estados Unidos. Ya en su casa, un día se declaró en rebeldía frente a todo lo que está pasando y sacó a la vereda una de sus esculturas. "La puse y tuve una muy buena recepción de parte de los vecinos y de la gente que pasa", cuenta. "Y veo cómo la gente cuando ve una obra puesta es todo más simple, no hay tanta vuelta que darle. La gente la recibe. Se cree que la gente le tiene miedo al arte y no, la gente no le tiene miedo al arte".

Artista Plástico, Escultor, Pintor y Dibujante, además de mendocino. Osvaldo Chiavazza es un referente dentro de la cultura local y su obra cuenta con reconocimiento nacional e internacional. En esta entrevista con SITIO ANDINO cuenta sobre su vida antes del confinamiento y como sintió que tuvo que reinventarse a esta otra normalidad. Un proceso que va descubriendo con el transitar de los días y donde deja algunas reflexiones. 

Hace algunas semanas también fue una de las voces que manifestó a través de Facebook su preocupación por el destino que tendrá el edificio patrimonial donde funcionó hasta hace poco la sede de Turismo y donde en su interior se encuentra un mural que pintó en el 2003 (el Gobierno provincial ha enviado a un proyecto a la Legislatura que busca concesionario a manos privadas por 50 años). 

"A mí me llamaron de Patrimonio diciéndome que lo íbamos a charlar, no es que me han dicho que lo voy a tener que sacar. La que sí no me atendió y la que no me atiende nunca para cualquier reclamo que hago es Juri", señala. Además del destino que pueda llegar a tener su obra, su reclamo apunta a que se garantice un uso artístico en sus instalaciones como espacio ganado por la cultura.

-¿Cómo ves el escenario actual en tema políticas culturales de la provincia en este contexto de pandemia?

Es un momento en que de parte de los artistas tenemos que cambiar un poco la forma de hacer las cosas, como todos. No quedarnos llorando, activarnos y ver de qué manera seguir adelante, porque hay prioridades mucho más grosas que son de la salud. Entonces que el Gobierno no las descuide, pero que no tengan el pretexto, porque sigue existiendo una Secretaría de Cultura y Turismo y que trabajen, que no se queden en nada más que en Zoom o videítos sobre el patrimonio y nada más. Que actúen. Y tampoco la dádiva de darle a los artistas dinero porque sí. Creo que en la época en que estamos los artistas nos tenemos que reinventar y empezar a proponer, que nos escuchen y responder nosotros también frente a eso. Esto es una cosa muy nueva y creo que se tiene que rearmar porque estamos encerrados y algo hay que hacer. Yo siempre digo que el tiempo biológico de uno es una de las cosas fundamentales, porque se pasa el tiempo no hiciste nada y se acabó. Podés tener la idea más genial pero sino la revisaste se fue con vos, ¿entendés? Entonces creo que eso es lo que hay que hacer en este momento. Tampoco nos ha chupado 20 años esto de la pandemia, sino que llevamos menos de un año. Bueno, yo particularmente ya saqué una de mis esculturas afuera en mi vereda. Me activé yo mismo como para no desaceitarme.

Creo que en la época en que estamos los artistas nos tenemos que reinventar y empezar a proponer, que nos escuchen y responder nosotros también frente a eso. Esto es una cosa muy nueva y creo que se tiene que rearmar porque estamos encerrados y algo hay que hacer. 

-¿Estabas en México hasta hace poco?

Sí, fui invitado a un encuentro internacional de muralismo mexicano en Álvaro Obregón, que está adentro de la Ciudad de México, es una de las alcaldías de la Ciudad de México. Fue un encuentro internacional donde participamos unos 10 países, entre El Salvador, México, Colombia, Brasil, Canadá, Inglaterra, etc. Estuvimos trabajando con una chica de Río Cuarto y otro chico de Formosa y nos sacamos el Tercer Premio. 

¿A dónde te agarró la cuarentena?

-Mirá, fue así. Me invitan y me fui a México con la idea de volverme por tierra hasta Mendoza. Me fui a finales de enero, principio de febrero, con la idea de volver así. Estuve en este encuentro unos 10 días más o menos y después me fui por toda la Costa del Caribe de México. Hice Tulum, pasé por Cancún, me fui por toda la zona arqueológica con un pasaje cerrado a fines de marzo. Sin saber que estaba la pandemia yo tenía un pasaje de avión de vuelta para el 13 de marzo por cualquier emergencia. Terminé mi viaje por Tulum y me volví a la Ciudad de México porque ya estaba enrarecido el ambiente con este tema del coronavirus que yo ya venía escuchando por un amigo mío de Europa que vive en Italia. Mi amigo me advirtió que la cosa se iba a poner fea y me dijo volvete o esto te va a encontrar en medio de la selva. Y bueno, me arrugué y me tomé el avión. El 13 de marzo llegué a Chile y de ahí a mi casa 14 días. A la semana que llegué, y que tenía que hacer cuarentena, decretaron la cuarentena acá. Se me fue haciendo un embudo, de la playa, del Caribe, a la Ciudad de México y llegué a encerrarme en mi casa, pero tuve suerte porque esta idea mía de volverme caminando yo no llevaba mucho dinero. Llevaba un salvoconducto por emergencia, seguro médico, vacunas y todo, pero la idea mía era seguir trabajando en distintos pueblitos e ir bajando, pero con esto de la pandemia que cerraron todo hubiera sido un horror.

Yo por ejemplo tengo una muestra que aún está activa en Virginia. Yo me fui de México dejándola preparada y se la dejé a mi ex, Andrea Cano, se la dejé armada para que si yo no volvía ella la expusiera y la llevara a Estados Unidos. Esa muestra no se ha movido todavía, pero sigue latente. Cuando yo llegara la íbamos a inaugurar acá y llegó la pandemia y no pasó, pero la tengo toda guardada en mi casa.

-¿Y cómo te encontraste con el encierro después de tanto viaje?

Viste que dicen que nosotros -los artistas- vivimos acostumbrados a estar encerrados, pero de estar acostumbrados a trabajar así y a vivir encerrados por obligación es una cosa media fuerte. Yo ya venía aireado, además tengo una casa con patio, con verde, entonces me puse a regar el patio, a reordenar mi casa y mi taller. Y también me puse a trabajar como hacía siempre. Un poco presionado por la realidad de no poder ver a mis amigos como le pasó a todo el mundo, pero con cierta libertad de sentirme no tan mal porque tengo herramientas para pasarla. No fue tan terrible como perder un trabajo y empezar devuelta de la nada, sino que fue seguir haciendo lo mismo con otra realidad. Pero no fue tan terrible en ese sentido, pero si en cuestión de afectos.

TAMBIÉN PODÉS ver el siguiente video sobre uno de los murales del artista. 

-¿Esta experiencia humana que estamos atravesando con la pandemia te ha inspirado en las obras que estás haciendo actualmente?

Mirá, específicamente en obras concretas no, pero sí en ver a la humanidad desamparada. Esto de cómo va a ir evolucionando el concepto de la humanidad, de creerse que la humanidad iba a mejorar un poco, pero después sentir que para mí sigue todo igual. O sea, se han caído un par de máscaras, pero lo que me parece a mí de esta situación es que estamos parados en un momento de revolución y hay como una bisagra en la historia. A mí me gusta eso, ahora, representarla, obviamente en algún lugar de mi obra inconscientemente debe estar, yo todavía no logro ubicarla, pero a todos nos está pasando. Todavía no sale o va a salir, pero indefectiblemente esto es algo que está. Lo veo en algunas cositas, en algunas temáticas, en algunas cosas que quizás uno estaba endurecido. En desconceptualizar un poco lo que uno estaba totalmente conceptualizado. Pensando demasiado las cosas y sintiendo poco, es como que se volvió a equilibrar la balanza en ese sentido, ¿me entendés? Puntalmente lo que sería el arte conceptual y el arte no conceptual. Creo que nos estábamos yendo hacia un lugar demasiado frío.

-¿Volver más a lo más primario?

No sé si tanto eso, pero sí a equilibrar la balanza o los alerones, ¿viste? Como para seguir el vuelo. Es como que nos pegó un cimbronazo, pero no, no nos cambió el concepto de la vida, pero sí nos estabilizó los alerones. Guau.

-Me contabas de la escultura que has colocado al frente de tu casa, ¿es tuya?

"Ingravidez". Escultura de Osvaldo Chiavazza colocada en la calle, frente a su hogar. Foto: gentileza del artista. 

Sí es mía. Es un acto de rebeldía de no pedirle permiso a nadie y sacarla a la vereda. Es una obra que ya tenía. He presentado muchos proyectos y estoy harto, entonces esto lo presento como un acto de rebeldía de salir a tu barrio. Y tiene que ver con esto de la cuarentena. Siento que tuve que empezar de vuelta y empezar a valorar el lugar chico, el barrio, el vecino. La puse y tuve una muy buena recepción de parte de los vecinos y de la gente que pasa. Una cosa muy bonita y es una planteamiento de eso también porque veo cómo la gente cuando ve una obra puesta es todo más simple, no hay tanta vuelta que darle. La gente la recibe. Se cree que la gente le tiene miedo al arte y no es así, la gente no le tiene miedo al arte. El tema es como la televisión: si vos ponés un programa de mierda la gente lo va a ver y si ponés un programa cultural la gente lo va a ver. El tema es qué lo que se expone.

-Claro. Está esta creencia que el arte es para entendidos, pero si no te enseñan...

-Cómo vas a tener un gusto formado sino ofrecés nada para formar, ¿no?

Osvaldo Chiavazza trabaja junto a un ayudante en la colocación de la obra escultórica en la calle. Foto: gentileza Osvaldo Chiavazza. 

La escultura de Chiavazza que se puede apreciar en la calle frente a la puerta de su casa se llama "Ingravidez". Para hacerla se inspiró en un cuerpo de mujer por fuera de los estándares de la belleza hegemónica y también "en la totalidad de la relación de la Tierra con la Luna, esa ingravidez que existe, esa relación de no peso de una masa muy grande. Eso etéreo que existe", cuenta. La pieza además está colocada mirando al sol para que cada día cuando salga la ilumine. Para instalar la obra en la vereda el artista tuvo que contratar a una grúa y contar con la colaboración de Antonio Almazán como ayudante. 


Te Puede Interesar