Perdió su negocio y a 8 familiares por culpa del Coronavirus

Por Sección Internacionales

La familia Aguirre vivía el sueño americano. Luego vino la pesadilla del coronavirus. Al cabo de 10 años, la familia desarrolló su negocio. Pasaron de vender tamales en la parte trasera de una camioneta, a manejar un camión de comida y un exitoso negocio de catering en Phoenix llamado "Tamales y Tacos Puebla", con una larga lista de clientes corporativos.

El problema comenzó cuando Arizona, al igual que otros estados, comenzó a imponer restricciones a las empresas y a pedir a las personas que se quedaran en casa en un esfuerzo por detener la propagación del coronavirus. Con estas dificultades, a los Aguirre se les hizo difícil mantener activo el negocio y desgraciadamente, se vieron obligados a cerrar en el mes de marzo.

Antes del cierre, el negocio de camiones de comida de la familia estaba prosperando. Tenían una cocina de preparación en el centro de Phoenix para preparar la comida para el catering. Cocinar es sinónimo de los Aguirre. Tenían una panadería en la Ciudad de México y era conocidos por su pan francés "superior", y una de las abuelas, era chef en un café en Sanborns. "«Mi cuenta corriente se fue a menos. Fue como, literalmente, una cuestión de segundos, cuando comencé a ver desaparecer mi sustento.", comentó Rodrigo Aguirre, protagonista de esta angustiante situación.

Luego, a pesar de todas las precauciones contra el virus, uno de los miembros de la familia se enfermó. Y a medida que pasaban los días, había más contagiados dentro de la familia. Ahora, varios meses después del cierre, siete personas de la familia (incluido Jesús, el padre de Ricardo) murieron por complicaciones causadas por el contagio del covid-19. Sin embargo, la esperanza le ha servido a los Aguirre como motor de esperanza ante cualquier adversidad.

El próximo mes, los Aguirre esperan a su primera hija, y llevará el nombre de su abuela y su abuelo: Guadalupe de Jesús. "Estábamos listas para tener un nuevo bebé, porque sentíamos que estábamos preparadas económicamente y emocionalmente preparadas para cuidar de otro ser humano. Ahora, con esto sucediendo, le pido a Dios que me dé fuerzas para pasar otro día. Eso es todo lo que pido", dijo Rodrigo en un intento de que su suerte cambie y pueda sonreírle. 

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