Mendoza

Cosecha frutihortícola: con protocolos, preocupan restricciones y la "competencia" del IFE

Por Miguel Ángel Flores

Ya está procesándose la pasta de tomate, en octubre será el turno de la cosecha del ajo temprano y la cereza, y, más adelante algunas variedades de durazno. El calendario agrícola en Mendoza apura y un tema desvela tanto en el sector primario como el industrial: la disponibilidad de mano de obra en plena pandemia, con algunas provincias en ASPO (aislamiento obligatorio) que aplican restricciones a la circulación que pueden complicar, sino impedir, la llegada habitual de cosechadores del Norte argentino. Y con eso, disparar los costos de la recolección, según estimaciones previas, hasta 40%.

En realidad, admiten tanto desde el seno del Gobierno provincial como las mismas cámaras empresarias, son dos los factores, y en ambos casos obligan a algunas gestiones con la Nación. El segundo pasa por el refuerzo económico que llega a muchas familias desde hace 5 meses, como los $10.000 del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) que, sumados a las AUH (Asignación Universal por Hijo) se convierten en una "competencia" impensada para seducir a los obreros golondrina que también pasan por la zafra de Tucumán o de la cosecha de caña en Jujuy 

Por eso es que, mientras el protocolo local para las cosechas sigue puliéndose entre ministerios en Casa de Gobierno, y hay gestiones incipientes entre provincias para acordar cómo facilitar el tránsito interjurisdiccional, existe consenso en un aspecto: la Nación tendrá que mediar para garantizar "un derecho constitucional como la libre circulación", pero tambien que los cosechadores, mientras trabajen en temporada en Mendoza, no perderán beneficios como el IFE. 

Empresarios, entre una señal de la Nación y más cosechadores mendocinos

 "Ya acordamos los protocolos con el Gobierno, ahora debe evaluarlos el ministerio de Salud para saber si hay que modificar algo y cómo seguir. Lo que nos preocupa con más urgencia es la parte de raleo y cosecha de fruta porque es todo manual, conlleva una buena cantidad de trabajadores y hasta cierto punto termina solapándose con la uva", detalla Raúl Giordano, presidente de la Cafim (Cámara de Fruta Industrializada de Mendoza).

El empresario se esperanza con llegar a enero con un escenario más positivo en cuanto a la pandemia y a las medidas forzadas."En las fábricas se está empezando a trabajar, y muchas por ejemplo ya no tienen stock de durazno. Nada está hecho, queda todo por hacer. Y aún no se ha avanzado como para asegurarles a los cosechadores que seguirán cobrando la ayuda que reciben. Esto es lo primero a solucionar, porque sin eso será difícil volver a arengar a la gente a que cobre a fin de mes un sueldo por el trabajo realizado".

Desde el sector primario hay coincidencia mayoritaria con el eslabón industrial en cuanto a la situación que atraviesan, y el costo a acarrear. Saben que un incremento de los costos de producción y manufactura impactará inexorablemente en la rentabilidad de los productores, por eso ya se planteó la alternativa de formar y estimular a trabajadores locales para evitar el déficit y abaratar el presupuesto. 

"Será complicado traer personal idóneo del Norte a raíz de la pandemia, por lo que debería haber una alternativa para que los mendocinos se motiven a hacerlo. Hay mucho personal de cosecha y manipuladores de frutas que se trasladan desde diferentes departamentos de Mendoza por medios propios, y sería importante que el Gobierno determine protocolos para su desplazamiento", opina al respecto Omar Carrasco, titular de la Unión Frutihortícola Argentina (UFHA). 

 El testimonio de los productores también permite ponderar la situación. Juan Pedro Martínez, desde hace años dedicado a producir cereza, duraznos y damascos en Luján, la define como "compleja" porque la disponibilidad de cosechadores "que vienen de afuera está sujeta a la política de cada provincia. En unos 60 días veremos qué pasará".

Para Martínez, el impacto será proporcional a la composición de su plantel de trabajadores según su origen, "que en las fincas es 50/50. El costo va a depender de eso; si hay menos mano de obra seguramente será mayor, entre un 40 o 50%. Habrá que tener en cuenta el distanciamiento y la sanidad, además de los controles, sin contar que la gente de afuera debería estar al menos 15 días antes de la cosecha, y al terminar otras dos semanas de cuarentena".

Protocolos en proceso: transporte, alojamiento y una señal de la Nación

Respecto al planteo de la UFHA, desde el ministerio de Economía evalúan una alternativa: redireccionar en parte hacia el sector primario los objetivos del Programa ENLACE (Entrenamiento Laboral Certificado), que paga $7.000 mensuales a los trabajadores desempleados de entre 18 y 55 años que se capaciten para incorporarlos a determinadas actividades. 

Luego de algunas definiciones, la normativa se pasó en limpio antes de seguir su camino desde el ministerio de Economía al de Salud. Ayer, el subsecretario del área, Oscar Sagás, ya tenía los protocolos propuestos para el ciclo de cosechas frutihortícolas 2020-21 sobre su escritorio.

"Resta ver cómo terminará implementándose, además de que se haga cumplir la Constitución nacional en cuanto al libre tránsito. Pero concretamente comprende el traslado de una provincia a otra, dónde deberían alojarse los trabajadores que vienen de afuera y el tercer punto es el transporte, que conlleva un protocolo propio, incluso para el traslado intraprovincial o entre departamentos, que hoy por hoy es inviable", adelanta el subsecretario de Agricultura, Sergio Moralejo. 




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