COVID EN MENDOZA

"Ya no hay risas en el hospital", el estrés en la primera línea de batalla

Por Myriam Ruiz.

"Hace meses que les venimos diciendo que se cuiden, y sin embargo se quejaban por tener que usar un barbijo cuando salen. ¿Sabés lo que es tener que usar un barbijo N95 y otro quirúrgico arriba, antiparras, cofia, máscara y equipo de protección durante 12 hs seguidas? Te duelen las orejas, la cabeza, se te seca la garganta por no poder respirar bien, se te empañan las antiparras...ni hablar del miedo a contagiarte y contagiar a los tuyos. Sí, yo elegí esta profesión y lo volvería a hacer. Muchos dicen que para eso nos pagan -el sueldo no es muy bueno, les cuento- pero no me pagan por tu irresponsabilidad, no me pagan porque no toman conciencia". El escrito pertenece a Patricia Castro, enfermera de General Alvear y conmovió en una semana en la que explotaron los casos en el sur de Mendoza.

Un día antes habíamos visto a la Dra. Virginia Bravo, vicedirectora del Hospital Teodoro Schestakow centro asistencial de referencia en el tratamiento de casos de coronavirus en San Rafael, quebrarse frente a las cámaras de Canal 6 Telesur al admitir que el personal sanitario sufre el impacto de las larguísimas jornadas atendiendo pacientes y ante el aumento de casos en el sur provincial. "Ya no hay risas en los pasillos del hospital", contaba.

"Mis compañeros en guardia se cambian hasta 75 veces los descartables en un día. Y después de todas esas horas llegás a tu casa con miedo de haberte contagiado. Cuando mis niñas me abrazan tiemblo", narró con la voz entrecortada.

El estrés está haciendo mella en el personal sanitario. No sólo médicos y enfermeros tienen que batallar en el día a día contra el virus más peligroso, por su capacidad de contagio, que ha conocido nuestra generación sino todo el personal de clínicas y hospitales.

Ya son más de 17.000 los contagiados por coronavirus en el sector salud en el país, y una cantidad similar de personas en aislamiento. Cada enfermero, enfermera, médico, médica que contrae Covid 19 debilita el sistema sanitario porque alrededor de ellos otros compañeros deben aislarse. El riesgo al que se exponen es altísimo, de hecho hay muchos de ellos que ya integran la lista de fallecidos por la enfermedad en el país, y miles en el mundo.

El recurso más importante de una terapia intensiva no son las máquinas, sino el personal que se ha preparado para salvar vidas.

Nos hemos olvidado de aplaudir, como aplaudía España a quienes están en la primera línea de esta guerra. Nos hemos olvidado de ser empáticos, de ponernos en el lugar del otro. No olvidemos cuidarnos cada día, ser responsables, dejar el individualismo de lado y pensar que sin esas personas, que se han preparado para cuidarnos si nos toca pasar por los pasillos de un hospital, no seríamos más que cifras en una estadística demasiado larga.

Cuidarnos, es cuidarlos. Nuestra tarea es, simplemente, tener respeto por la vida del otro. 

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