Opinión

Tiempo de equilibrios delicados

Por Marcelo López Álvarez.

El propio presidente de la Nación confirmó el jueves algo que adelantamos hace 15 días y profundizamos la semana pasada en este espacio, la llegada de un paquete de medidas ya no para la post pandemia sino para convivir con la pandemia que, a juzgar por las noticias que llegan de Europa, parece no estar dispuesta a retirarse hasta que alguna vacuna haga lo suyo.

El presidente en un encuentro virtual, donde saldo la deuda la que tenía con el sector PYME con quien no había tenido aun conversaciones encuentros formales , anuncio la continuidad del programa ATP hasta septiembre y hasta diciembre para los sectores más castigados por la pandemia como turismo, recreación y deportes lo que no deja de ser una buena noticia para Mendoza.

Allí el presidente confirmó que en el transcurso de la semana serán presentadas 60 medidas de reactivación de la economía que según los números de consultoras privadas como la Orlando Ferreres comenzó a rebotar lentamente, claro que no a niveles aceptables sino a los que traía de la crisis de 2019.

Si bien el presidente no adelanto demasiado dio a entender que el sector pyme y el de los trabajadores serán aliados fundamentales en el nuevo proceso, parte de ese camino también fue confirmado por uno de los participantes en el encuentro, el presidente de la CGERA Marcelo Fernández el sábado en diálogo con Radio Andina.

Las industriales pymes coinciden con una parte del sindicalismo (como lo expreso Hugo Yasky) en convocar a una mesa de diálogo permanente con la política, empresarios y trabajadores para fijar presupuestos mínimos en la recuperación de la economía. Los dirigentes de las PYMES se reunirán quizás esta misma semana con la CGT, será interesante ver que sale de ese conclave después de que la cúpula sindical se reuniese con AEA y firmaran en conjunto un documento que parecía redactado solamente por los empresarios mas fuertes de la Argentina.

Hace unos días el sector agropecuario con su entidad cooperativa a la cabeza y un grupo de agroindustriales presentaron al Gobierno un ambicioso plan para incrementar las exportaciones en unos 100 mil millones de dólares. No está mal el plan, pero desde los sectores industriales y pequeños y medianos empresarios no están del todo convencidos. Tienen algo de razón en que el plan reitera viejas fórmulas de beneficios impositivos, baja de retenciones y primarización de la economía y sus productos exportables. El presidente y su equipo deberán articular ambos sectores para imaginar el desarrollo de la Argentina, no es una receta nueva los mejores tiempos de este dichoso país fueron cuando se pudo compatibilizar un agro pujante con un desarrollo industrial que fue la base de muchas de las industrias que aún hoy sobreviven y dieron a este territorio mas similitudes con la economía brasileña que con las primarizadas de otros países latinoamericanos.

El paquete de medidas y leyes que se irán presentando durante la semana es bien vasto, incluye la vuelta del Procrear acompañado además de una política de uso del suelo,la presentación del programa Juana Manso (que reemplazara en Conectar Igualdad) en conjunto con las cámaras del sector que buscar reactivar la industria informática además de dotar a alumnos y docentes de conectividad para la educación que se viene que por un tiempo largo mantendrá varias restricciones por la pandemia. Además habrá un fuerte impulso a la obra pública y privada en busca de un shock de generación de puestos de trabajo.

Los que están cerca de las mesas de decisión aseguran que el equipo de gobierno tiene claro que deberán seguir acompañando y financiando los ingresos de gran parte de la sociedad que quedo muy golpeada después de los últimos años y empeorada radicalmente su situación después de las consecuencias de la pandemia. En el AMBA se repitió lo que pasó en el resto del país a medida que se levantaban las restricciones, la facturación en general de los comercios y emprendimientos no supera el 30 o 40% de lo que se facturaba antes de la pandemia.

Junto con la batería de medidas es probable que en las próximas semanas llegue la noticia mas esperada desde el 10 de diciembre; el acuerdo con los acreedores externos para terminar la renegociación de la deuda y comenzar la segunda etapa del proceso con el FMI, sería el aire financiero y económico que necesita el Ejecutivo para poder concretar algunos proyectos en la política de reactivación.

En los despachos del poder también siguen de cerca la situación internacional, no solo la crisis económica provocada por la pandemia sino los movimientos geopolíticos de un mundo convulsionado. Si bien no se habla mucho del tema se mira con atención junto a otras conducciones latinoamericanas el conflicto desatado por el futuro del Banco Interamericano de Desarrollo. El BID es fundamental con sus líneas del financiamiento para la reconstrucción del continente y la decisión de Estados Unidos de romper la tradición y las políticas históricas de la entidad no es un problema menor en este contexto. El Gobierno de Trump propone como director a un cubano americano Mauricio Claver Carone, un verdadero halcón de la derecha americana, especialista en seguridad y ex director del FMI por el país del Norte, la intención de la administración del presidente que antes de fin de año intentara su reelección es arrastrar al Banco a la arena de la guerra comercial con China y condicionar la ayuda a las naciones latinoamericanas a que reduzcan su relación crediticia con la nación asiática que en los últimos años se transformó en el principal financista de obras de infraestructura en el sur de la continente americano.

Mantener los delicados equilibrios internos y externos en los tiempos de pandemia y en el mundo que viene parece ser el nuevo gran desafío de la administración de Alberto Fernández en un mandato que, aunque parezca mentira, apenas lleva 7 meses de gobierno 

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