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El Chavo del 8: cuál era el trágico final que Chespirito había pensado para la serie

Con varios años en la pantalla, el éxito de "El Chavo del 8" fue arrollador. Atravesó la frontera mexicana y alcanzó una popularidad que todavía lo mantiene vigente, incluso dio lugar a una versión animada. Pero con el paso del tiempo y la partida de algunos personajes, la potencia de la serie se fue apagando hasta llegar a un final abrupto e inesperado. Nunca quedó en claro cuál fue el último episodio de la ficción, en parte porque en 1980 la serie pasó a ser un segmento más breve dentro del programa de Chespirito (que luego tuvo su final definitivo en 1992 cuando Televisa canceló el ciclo). También porque el desenlace original que Roberto Gómez Bolaños había pensado para el personaje era demasiado trágico y nunca salió al aire.

El propio Gómez Bolaños lo contó en una entrevista en su visita a Lima, en 2008. En aquel momento el ídolo infantil estaba presentando en Perú su obra teatral "11 y 12", junto a su esposa y también actriz Florinda Meza. En diálogo con la prensa local admitió que había pensado terminar con "El Chavo del 8" en un último capítulo donde el personaje infantil moría atropellado por un vehículo.

Pero fue una de sus hijas (no aclaró cuál de ellas), quien lo hizo desistir de esa decisión. Ella le advirtió sobre el efecto que tendría en los niños un dramático final del ídolo y la posibilidad de llevar al suicidio a varios menores que admiraban al niño travieso de la vecindad.

"Mi programa terminó sorpresivamente, pues la empresa decidió poner solo telenovelas en los mejores horarios", explicó Chespirito al diario El Comercio. "Por entonces yo ya no hacía El Chavo ni el Chapulín. Nunca pretendí que el público creyera que yo era un niño. Era un adulto que interpretaba a un niño, y cada vez era más difícil interpretar al personaje de una forma creíble. Por otro lado, el Chapulín Colorado necesitaba de una gran agilidad. Yo fui muy deportista y pude encarnarlo buena cantidad de años, pero fui perdiendo facultades y ya no podía seguir. Pero podía hacer otras cosas. ¡Hoy, por ejemplo, podría hacer al doctor Chapatín sin necesidad de maquillaje!", añadió en su visita a Perú en 2008.

"Fue una decepción salir del aire sin que me avisaran. Lo curioso es que faltaban 10 días para que se cumplieran mis 25 años ininterrumpidos al aire. Emilio Azcárraga, mi gran amigo, me dijo luego: '¿Por qué no me avisaste?' y yo le respondí: '¿Por qué no me preguntaste?'".

Respecto al éxito de su personaje, Chespirito aseguró: "No encuentro la explicación por más que quiera: yo soy chaparro, bajo de estatura, pero no tan enano como para reírse de mí. Soy feo, pero tampoco de una fealdad que genere risa. Y tengo muchos detalles físicos malos para la risa; por ejemplo, la boca chica, algo fatal para el actor cómico. Como ejemplo de actor cómico siempre he puesto a Ramón Valdez, quien siempre me daba una envidia enorme, porque tenía todo humorístico. El cuerpo, la cara, la expresión y la capacidad humorística. Era un hombre muy gracioso".

A pesar de su enorme cantidad de años en la pantalla, El Chavo del 8 no tuvo una despedida de su público. El último capítulo del programa como show independiente de media hora fue "La lavadora". Episodio número 280, emitido el 1 de enero de 1980. Luego, mutó a sketches y en ese formato continuó hasta 1992.

La trama de aquel último episodio se centraba en Doña Florinda, quien, cansada de lavar la ropa en el lavadero del patio, con todas las cosas que tiran los niños y tras lidiar con sus vecinas por ver quien lava su ropa primero, optó por comprar un lavarropas. Esto despierta la incontenible curiosidad de Doña Clotilde, Doña Nieves y Jaimito el Cartero, quienes mandan a El Chavo a investigar a la casa de Doña Florinda. Todo terminó en un caos de espuma y agua. / Clarín 

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