Fútbol

De Alvear a ser dueño de un club en Europa: la historia de Walter Chiaraluce

"Yo siempre voy a vivir del fútbol", repetía el Pata mientras todavía era futbolista. Y claramente no se equivocó. Jugó a nivel profesional y volvió al departamento todavía con edad de mucho recorrido. Pero pasando ampliamente los 40, encontró una vocación que lo llevó a ser parte de una importante empresa deportiva y a ser dueño de un club en europa. Radicado hace 10 años en aquel continente y desde casi 4 en Palenza, España (a una hora y cuarto de Madrid), Walter Chiaraluce disfruta de un gran presente ayudando a jugadores y profesionales del fútbol a escalar en sus carreras. En primera persona, la trayectoria de un reconocido alvearense que triunfa en el exterior.

"Recuerdo que empecé en Colón con el gran Amadeo Manzilla en el baby fútbol y luego en Argentino, a donde Richard Pérez y Darío Arce me llevaron. A los 14 años fui a hacer una prueba a Estudiantes de la Plata, donde pude quedar y estuve cuatro años con una gran formación. Habían jugadores de mucho nivel y a mi me dejan libre, por lo que me llevan unos meses a Villa Mitre de Bahía Blanca. Después de eso se dio la seguidilla en La Pampa"

¿Cómo fue que se dio la posibilidad de ir a Atlanta?

-Yo había estado en Matienzo de Luigi e Independiente de Pico. Cuando Ferro de Pico fue al Nacional B, tuve la oportunidad de ir como refuerzo y estar unos meses. Ahí surgió la oportunidad y tuve la suerte de salir campeón de la B Metropolitana y ascender a la B Nacional. Era un gran equipo. Estuve tres años y de ahí partí al Aucas de Ecuador, donde estuve pocos meses.

-¿Ahí se dio tu regreso a Alvear?

-Antes tuve la posibilidad de estar en Centro Deportivo Rivadavia, donde Héctor Pitarch era el técnico. Estoy una temporada y allí me abre las puertas Pacífico. Recuerdo que ya estaban Omar Gilí, Héctor Moncada, Rubén Narpe y todo ese grupo. Yo ya tenía 28 años y estaba casado. Se portaron muy bien conmigo, ya que también me dieron la posibilidad de dirigir en inferiores. Luego estuve en Andes, Colón y Bowen dando los últimos pasos, pero ya pensando en la dirección técnica y en mi futuro llevando jugadores.

-¿Qué recordás de la escuelita que tuviste en Simalú?

-Se vivieron lindos momentos. De ahí salieron dos jugadores que junto a José Luis Zelaye fueron a probarse y quedaron en Buenos Aires: Fernando Velasco y Marcos Merlo, ambos quedando en River. Alvear siempre tuvo una gran cantera, por eso yo pregonaba por trabajar con ellos. Y no me equivoqué, porque muchos llegaron y además son buena gente.

-¿Por qué creés que habiendo tanto talento no llegaron aun más jugadores?

-Por ahí en el tiempo que yo empecé con esto era muy difícil llegar a Buenos Aires, los clubes no miraban mucho al interior. Había que tener buenos contactos. Para bien, hoy las cosas han cambiado, con una cadena de jugadores que antes por ahí no tenían esta oportunidad. Antes en todos los equipos jugaban los mismos 11. Hoy es muy común el recambio.

-¿Qué diferencias ves entre un chico sudamericano y un europeo?

-Me ha tocado trabajar en muchos países durante estos 10 años: lugares como Lituania, Serbia, Eslovaquia; donde me he quedado sorprendido con el biotipo de jugador. Hay jugadores completos, con condiciones técnicas y físicas increíbles. Creo que el argentino e incluso el paraguayo y uruguayo marca diferencia con la personalidad. Son capaces de adaptarse a cualquier circunstancia y eso es algo valorizado acá. Acá se le saca ventaja en la táctica, sobre todo en Italia. Pero el fútbol argentino es muy reconocido.

-¿Mantenés contacto con los entrenadores de Alvear?

-De vez en cuando charlo por redes sociales, ahora hace 4 años que no voy para Argentina. Charlo mucho con Julián Sánchez, también con Omar Freire con el que jugué muchos años. Con Darío Arce somos muy amigos, hablamos con la familia.

-¿Has seguido el progreso de Lucas García jugando en Italia?

-Tengo una gran amistad con el papá, desde la infancia. Él me comentó que había llegado a Austria desde la CAI. Como se le terminaba el contrato, empezamos a manejarlo nosotros con nuestra empresa y arribó al Palencia. Luego estuvo en Malta y en Italia. Sabemos la calidad de jugador y de persona que es.

-¿De qué manera se dio lo de ser socio en la empresa?

-Todo empezó cuando tenía 44 años y vine a la región de Ancona, en Italia, a hacer la ciudadanía. De allí era mi padre. Con el tiempo se me abrieron puertas importantes, revalidando cursos y manejando el idioma. Empecé a trabajar con una empresa que representa jugadores, técnicos, secretarios deportivos y demás. Al principio fue duro, pero con el tiempo pudimos hacer buenos negocios y campañas cuando me tocó dirigir. En Eslovaquia trabajé con Pedro Pablo Pasculli, con él siendo técnico y yo director deportivo. Hicimos una gran campaña y la empresa decidió meterme como socio. Todo fue difícil, no es lo mismo venir de chico que de grande como yo.

-¿Cómo fue que llegaste a tener tu propio club?

-Con la empresa pude arribar como secretario técnico y luego como entrenador del equipo Punilla, que juega en el ascenso. Me gustó y me radiqué hace tres años y medio en Palenza. Con el tiempo se me ocurrió lo de tener mi propio club. Llevó su tiempo, porque como todo, no es nada sencillo. Hoy el equipo compite en la quinta categoría, se llama Jóvenes Promesas y la mayoría de los jugadores que representamos pasan por acá, para formarlos y que luego puedan insertarse en las instituciones con las que trabajamos.

-¿Por qué la camiseta de Jóvenes Promesas es blanca y negra?

-Soy fanático de Pacífico. Mi padre me llevaba a la cancha desde los 5 años. Siempre que estuve en clubes con esos colores me fue bien, tuve buenos resultados. Hoy es un orgullo personal tener mi club y haberle puesto una camiseta como la del Lobo.

-Con vos allá ¿Se abren puertas para jugadores y técnicos de General Alvear?

-Sí. Dentro de las posibilidades que hay, siempre estamos abiertos. El máximo inconveniente es el pasaporte comunitario. Si no tienen la ciudadanía, es prácticamente imposible. Pero si la tienen, todo se facilita. El fútbol borra las fronteras. Estoy a entera disposición, soy un alvearense más y siempre ayudaremos a toda la gente que podamos.

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