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El horror de Auschwitz, en blanco y negro

Por Sección Fotografía

El 27 de enero se cumplen 75 años del fin del mayor campo de exterminio nazi en el que fueron asesinadas más de un millón de personas. Markus Schreiber, con una cámara panorámica y película química, ha documentado este símbolo del horror

Un camino conduce a una de las torres de observación y seguridad, entre alambradas electrificadas, en el campo de exterminio nazi de Auschwitz I en Oswiecim, a unos 40 kilómetros de Cracovia (Polonia), el pasado diciembre. Lo que conocemos como Auschwitz era en realidad un complejo formado por varios campos de exterminio: Auschwitz I, Auschwitz II Bikernau, Auschwitz III Monowitz y otros 45 satélites, en el que se calcula que murieron 1,1 millón de personas. AP 

 

El lunes 27 de enero, 75 años después de su liberación, cientos de sobrevivientes de todo el mundo vuelven a Auschwitz. En unas inquietantes imágenes en blanco y negro, el fotógrafo Markus Schreiber, de Associated Press, con una cámara panorámica y película química, ha documentado este símbolo del horror. En la imagen, el crematorio de la cámara de gas I. AP

Restos de una cámara de gas y un crematorio. El 17 de enero de 1945, ante la llegada de las tropas soviéticas, los nazis iniciaron la evacuación de Auschwitz hacia el oeste, en las conocidas "marchas de la muerte". El 27 de enero, cuando llegaron las tropas del Ejército Rojo, se encontraron a 7.600 supervivientes, en un estado físico tan lamentable que habían sido incapaces de seguir a los demás. AP

Un letrero en alemán y en polaco advierte del peligro de muerte de seguir adelante, en Auschwitz I, cerca de Katowice (Polonia). Este campo de concentración fue creado en 1940 con la intención de recluir allí a los prisioneros políticos, miembros de la resistencia e intelectuales polacos. Después llegaron los prisioneros de guerra soviéticos, homosexuales y judíos. AP

Interior de una cámara de gas de Auschwitz I en Oswiecim, Polonia. La mayor parte de los prisioneros del campo de concentración llegó en los trenes de la muerte. Despojados de su ropa y objetos personales, eran introducidos en las cámaras de gas con capacidad para miles de personas. Para evitar el pánico, se les decía que se trataba de un tratamiento de desinfección. Tras la limpieza de bienvenida, recuperarían sus pertenencias. Y en efecto, algunas cámaras de gas incluso tenían grifos de ducha en las que nunca hubo agua. Lo que les esperaba era la muerte por gas Zyklon B. 25 minutos después miles de cadáveres eran sacados de la cámara y, desposeídos de sus joyas (lo que incluía la extracción de sus dientes de oro), y enviados a los crematorios. AP

Un vagón, en las vías del tren del campo de concentración de Auschwitz. De los trenes de la muerte bajaban miles de prisioneros, la mayoría judíos. En el mismo andén, los miembros de la SS hacían la selección de aquellos que iban a morir, muchas veces bajo la supervisión del doctor Josef Mengele. Los hombres que podían trabajar tenían alguna oportunidad. Las mujeres, ancianos, niños y aquellos que consideraban inútiles eran dirigidos a las duchas, donde el gas Zyklon hacía su trabajo. En media hora, miles de personas eran asesinadas. AP

Las chimeneas de ladrillo de las barracas de los prisioneros del campo de concentración de Birkenau (Auschwitz II) todavía permanecen en pie. La solución final (es decir la "solución final de la cuestión judía", en la terminología nazi) fue el plan del Tercer Reich para la eliminación sistemática de la población judía europea. Tras la Segunda Guerra Mundial este horror se comenzó a conocer como la 'Shoah' u Holocausto, cuya conmemoración tiene lugar el 27 de enero, precisamente la fecha de liberación del campo de concentración de Auschwitz. AP

Una torre de observación del campo de concentración de Birkenau, en Oswiecim (Polonia). El campo estaba control de las SS, el servicio de seguridad del partido nazi. Se cree que más de 6.000 miembros de las SS prestaron servicio en el complejo de campos de Auschwitz. De todos ellos solo 750 fueron juzgados tras la guerra. AP

Las vías del tren conducen al campo de Birkenau o Auschwitz II, en Oswiecim (Polonia), situado a unos tres kilómetros de Auschwitz I. Con una extensión de 500 hectáreas, estaba dividido en varias secciones, estaba cercado por alambradas de espino y cercas electrificadas, que fueron utilizadas por algunos prisioneros para suicidarse. El objetivo principal de este campo de concentración (frente a Auschwitz I o III) fue el exterminio. En cada una de sus cuatro cámaras de gas, y respectivos crematorios, cabían 2.500 personas por turno. AP

El interior de una de las barracas en las que malvivían los prisioneros de Auschwitz II (Birkenau) en Oswiecim, Polonia. Los que superaban la revisión inicial pasaban una cuarentena y luego se le enviaba a los campos de trabajo (Auschwitz I y III). Los judíos que trabajaban en las cámaras de gas y los crematorios (los Sonderkommandos) eran ejecutados de manera periódica y sustituidos por otros. En octubre de 1944, organizaron un levantamiento con explosivos que habían conseguido en una fábrica de armas. Volaron el crematorio IV y trataron de huir en medio de la confusión. 250 fueron capturados y ejecutados de manera inmediata. AP

La Unesco declaró en 1979 este conjunto Auschwitz-Birkenau Patrimonio Mundial. Además de judíos (un 90%) aquí murieron polacos, gitanos, prisioneros de guerra, comunistas, personas con discapacidad y disidentes del régimen. En los otros campos, los prisioneros trabajaban como esclavos para la industria militar alemana. En Auschwitz III (Monowitz) se trabajaba para el complejo industrial IG Farben, un conglomerado de empresas químicas alemanas del que formaban parte BASF, Bayer, Hoescht, Agfa, que producía el nefasto gas Zyklon B. AP

Una tabla de madera era el colchón donde dormían los prisioneros en Birkenau (Auschwitz II). Se cree que en Auschwitz llegaron a estar entre 1,3 y 1,5 millones de personas, de los que murieron 1,1 millones (un 90% judíos), procedentes de Hungría, Polonia, Grecia, Checoslovaquia, Bélgica, Alemania, Austria, Yugoslavia e Italia. También murieron unos 1.200 republicanos españoles. AP

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