Prudencia versus desconocimiento

Por Marcelo López Álvarez

El Papa Francisco estuvo hasta ayer de gira por Mozambique, uno de los territorios más pobres y complicados de África, allí fue recibido por multitudes como un símbolo de, por lo menos, esperanza.

El 70 por ciento de los habitantes de la excolonia portuguesa viven sus días por debajo de la línea de pobreza y el país está entre los diez más pobres del mundo. Allí también vive en misión pastoral el Padre Juan Gabriel Arias, muy conocido en el mundo católico y de las redes sociales por compartir permanente su trabajo pastoral y social en África.

Usted se preguntará que tiene que ver esto en esta columna normalmente vinculada a la economía. Bien, el cura argentino fanático hincha de la Academia tanto que tiene tatuado a la figura del Sagrado Corazón de Jesús pero cambiando el corazón por el escudo de Racing, tuiteo el 3 de septiembre, "Jamás pensé que iba a ver esto en mi vida. Hoy 1 peso argentino = 1 metical mozambiqueño. Obviamente que esto me afecta, y mucho, porque la mayoría de los que apoyan a la Misión, depositan en pesos".

El tuit del particular miembro de la iglesia despertó el interés de muchísimos medios que esta semana lo llevaron como personaje en sus noticias o en sus programas, pero reveló con una contundencia clarificadora el estado de la economía argentina. Casi no haría falta escribir nada más para contar lo que pasó y seguirá pasando en materia de números en nuestro caótico país.

Los días en que el peso argentino vale lo mismo que la moneda de Mozambique, cerraron la semana con el ficticio clima de calma, una pax cambiaria que tiene el mismo destino que las anteriores que logro este mismo Gobierno y que en este espacio nos encargamos de marcar cada vez que sucedieron como ficticias.

Una vez más el equipo que solo cambia de capitán, pero no de técnico volvió a apelar a las aspirinas para combatir el cáncer, toma medidas a las apuradas, sin marcos teóricos o prácticos que las avalen porque no saben del tema. Después de casi cuatro años de gobernar siguen creyendo que administrar la cosa pública es lo mismo que llenar el excel de un Fondo de Inversión.

A la única receta de subir las tasas hasta el infinito y mas allá, le sumaron un control de cambios de características no básicas sino malas, ni siquiera tienen la picardía de observar como se maneja el tema en los países que ellos dicen admirar.

Llegamos al viernes con el dólar calmo, es cierto, pero con una sangría de depósitos que no se detiene, una perdida de reservas que es hemorragia (solo en la última semana disminuyeron en 3100 millones de dólares), una tasa usuraria de referencia cercana al 85 %, y una previsión inflacionaria de por lo menos 4 puntos para agosto (se conocerá el jueves 12) y de por lo menos 5 para septiembre donde pegará de lleno la última devaluación.

Mientras, el párate absoluto de la economía se profundiza. Las actividades productivas capaces de agregar valor agregado siguen mes a mes acrecentando sus números en rojo. El motor de la obra pública es una fantasía que el gobierno apagó hace rato y hasta los sectores que habían sido hartamente beneficiados desde diciembre de 2015 muestras su preocupación por que al igual que en el famoso poema sienten que ahora vienen por ellos.

A poco más de 45 días de las elecciones y con el tiempo de campaña ya formalmente empezado la oposición que parte como favorita después del test de las PASO, más señales de sensatez no puede dar. El "Cuco" de la ex presidenta solo recorre el país presentando su libro y sus exposiciones no salen de la critica lógica de una expresidenta opositora y demuestra que el que decide y opina sobre el gobierno que viene es el candidato a presidente. Alberto Fernández en cada aparición y en su gira por España y Portugal, solo muestra que sigue siendo lo que fue, medido, dialoguista y con las puertas abiertas a todo el mundo que quiera reunirse con él haciendo de una frase que esbozo en la campaña de las PASO una máxima de acción; "No pregunto de dónde vienen sino a dónde vamos".

Cada día queda más claro que el problema de la pérdida de confianza en la economía argentina no es lo que probablemente venga sino la insustentabilidad del modelo que puso en marcha este presidente y su equipo de ceocratas desconocedores de la realidad.

Queda un camino hacia la fecha electoral, nada está definido y la Argentina es siempre una caja de sorpresas, lo que sí esta claro que, gane quien gane, si no hay un cambio de rumbo hacia una Argentina que sea capaz de amalgamar sus economías con el desarrollo y el crecimiento la marcha hacia el abismo será interminable

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