Existen numerosos estereotipos en torno a lo que produce el dinero en una persona. Por una parte la ambición está asociada en el imaginario colectivo con la corrupción (el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente y el dinero es la raíz de todo mal, se dice popularmente). Por otra parte hay quienes consideran que la falta de dinero es lo que corrompe a las personas y genera una serie de conductas poco éticas en la persecución de la ilusión monetaria.