Leonardo Favio: "A mí me gusta oír más que hablar"
El realizador mendocino creador de películas inolvidables como Gatica, el Mono y Juan Moreira dio una entrevista imperdible donde habló de sus miedos y el proceso creativo de su nueva obra cinematográfica.
Si hay algo a lo que le tengo miedo es a la soledad, dice Favio a la espera de recuperar fuerzas y poder, finalmente, concretar El mantel de hule, un viejo proyecto que retomó apenas terminó Aniceto en 2008.
Voy por el tercer comienzo del guión, y todos me parecen bonitos, porque es una historia con personajes que son muy queribles, explica el artista, de 73 años, en diálogo con Télam mientras degusta un café que le alcanzó su asistente y colaboradora, Verónica Muriel.
El director durante una escena del rodaje de "Aniceto", su útlima película.
En su oficina-casa-estudio, el lugar donde elabora durante años sus sueños, comenta que "el proyecto está más fuerte que nunca, lo que pasa es que con `El mantel de hule`, me bullen tantas ideas que nunca sé si ya está terminado", al tiempo que Muriel, que coescribió con Favio el guión de "Aniceto", hace un gesto de aprobación.
Cuando se le pide que hable de él mismo, Favio es muy claro: No sé hablar de mí. Muchos han hablado de mi, y creo que me han quitado la posibilidad de seguir haciéndolo asegura antes de apuntar que en estos días han hablado demasiado de Spinetta, por ejemplo, y a mí me gusta oír más que hablar".
El recuerdo tiene que ver con que en estos días su nombre fue asociado al de Luis Alberto Spinetta, de quien en su primer disco Fuiste mía un verano incluyó el tema Para saber lo que es la soledad (o Tema de Pototo), sería el primer simple de Almendra.
No es casual que el tema de Spinetta haya sido uno de los elegidos: habla de la soledad, que Favio aún hoy, 44 años después de aquella grabación que le significó arriba de un millón de discos vendidos en la Argentina, sigue destacando como una de las cosas a las que más teme.
En la charla Favio no duda en confesar que al lugar fundamental de su vida que ocupan Juan Domingo Perón y Eva Perón, desde 2003 sumó a Néstor Kirchner y a Cristina Fernández de Kirchner, a quienes considera como los gestores de una nueva Argentina.
A Cristina en verdad la conocía de antes del 2003, por sus discursos en el Congreso y ya entonces me llamó poderosamente la atención, describe Favio.
La que conocimos todos poco después -se explaya- nos sigue sorprendiendo cada día. Es realmente una estadista única, con una capacidad igual de única, privilegiada.
Enseguida el autor de gemas del cine como "Crónica de un niño solo" y "Aniceto", resalta a su colega Paula de Luque, autora del filme Juan y Eva, que ella le dedicó, y que lo impresionó por la forma de tocar esa historia.
Qué sentido de la estética tiene esa película, ¿será porque viene de la danza? Yo no podría haber hecho una película así porque es muy difícil hablar de seres tan vivos y de la intimidad más íntima, escenas de amor. Es toda ficción, sin embargo ella lo hizo y su visión tiene una muy cuidada estética, comenta el creador.
"Cuando hice el documental sobre Perón sabía que tenía que ser didáctico y ameno, y me gustó la idea de enriquecer lo estrictamente documental con música y dibujos, pero era un documental. No podría hacer una ficción acerca de Perón", especifica en referencia a "Perón, sinfonía del sentimiento".
Sobre el documental de Kirchner
Favio sabe que De Luque acaba de asumir la responsabilidad de llevar adelante el documental de Néstor Kirchner con imágenes de todo tipo registradas durante su vida y al respecto indica que estoy muy entusiasmado por ver el resultado, porque Kirchner ya es parte de la historia y es recordado por los todos los grandes estadistas de América Latina.
"Para mi Perón era un altoparlante en una plaza y Kirchner ya quedó, ya es una estampilla. Vos no escuchás discursos de (Rafael) Correa o de (Hugo) Chávez sin que lo nombren como a uno de los ejecutores máximos de esta nueva forma de ver la vida que tenemos en América del Sur. Para mí es un tipo de excepción", subraya.
Por último, Favio reflexiona que "cuando uno muere queda a merced de la imaginación ajena, es decir de lo que a cualquiera se le ocurra pensar de uno, y lo que pasa es que la gente tampoco tiene buena memoria, ocurre con frecuencia y a veces pienso ¿cómo es posible que la gente se olvide tan rápidamente?".