La tragedia
Cerca de las 6 de la madrugada de ayer, en el camino conocido como Lowenthal, Mauricio Cánepa viajaba -según testigos- a gran velocidad a bordo de un Peugeot 306 azul, cuando embistió a cuatro menores, dos de los cuales murieron en el acto.
Al parecer, había intentado sobrepasar a otro vehículo por la izquierda, pero terminó sobre la banquina del sentido contrario, por donde caminaban los adolescentes, a quienes embistió por detrás. Luego, en lugar de frenar, intentó escapar y, en su huida, atropelló a otro joven, de 17 años, quien sólo terminó con heridas leves.
A los pocos metros, en tanto, perdió el control del auto y terminó incrustado entre dos barrilles que cumplían la función de evitar que los conductores tomaran la banquina. Entonces, fue detenido por la Policía.
En los próximos días, se conocerán los resultados de las muestras de sangre que se le tomaron a Cánepa para saber si estaba alcoholizado, dado que Carlos Casares no cuenta con alcoholímetros. No obstante, una fuente de la Policía Bonaerense le aseguró al diario Clarín que "se notaba que había tomado alcohol por el aliento".