El actor Macaulay Culkin fue capaz de enternecer hasta el más duro de la platea del cine con sus ojos claros y su pelo rubio, los cachetes rosados y los labios haciendo pucherito de forma natural. Pero el niño que protagonizó la saga de "Mi pobre angelito" durante los noventa se convirtió en un adulto atormentado por los problemas familiares y de adicción a las drogas.