Primero la confirmación del rumor: María Eugenia Suárez (19) e Ignacio Viale (32) están separados desde el 4 de enero. Después, con la noticia, el dolor y la tristeza enorme de María Eugenia Tobal (36), separada de Nicolás Cabré (31) a sólo siete meses de su casamiento, y convencida, por primera vez, de que otro rumor tiene asidero: Suárez y Cabré estarían viviendo un intenso romance que ya lleva varios meses.
El 2011 es el año que María Eugenia quisiera borrar de su vida para siempre. Se le nota en la mirada ausente y en la melancolía que su cuerpo no le permite esconder. Está mucho más delgada. Toda la vida pesó 55 kilos y hoy no llega a 50. María como la llama el amigo que pidió reserva de identidad siempre fue obsesiva con su cuerpo y con su casa, costumbre que no perdió ni ahora, viviendo sola. Sigue siendo maniática de la limpieza. Nosotros siempre le decíamos que con tantas obsesiones y manías iba a espantar a todos los hombres. Pero acá pasó otra cosa. Cabré no se portó bien, no hizo bien las cosas. Ella es una buena mina y no se lo merecía.
Es que ni sus íntimos ni sus familiares saben ya cómo ayudarla. Ahora se la pasa todo el tiempo cambiando los muebles de lugar, y creyendo que su mala suerte es culpa del Feng Shui y de la errónea orientación de los muebles, dice el mismo amigo, que cuenta que aunque Euge está haciendo terapia, no puede con los recuerdos e imágenes de su maratónica historia con Nicolás Cabré, esa que le había devuelto la fe en el amor, por la que apostó todo y que, aun contra la opinión de sus amigos, la llevó a casarse por Civil, con una fiesta para pocos en Pilar, el 28 de mayo último, en medio de un megaoperativo de seguridad, y después de apenas cinco meses de noviazgo.
Como en flashbacks, recuerda lo que sintió al volver a verlo en diciembre de 2010, cuando ambos fueron convocados para encarnar a dos de los héroes de Los únicos. Se habían conocido once años atrás, pero esta vez el flechazo fue instantáneo, como el tiempo que duró la pasión entre ellos.
Muchos fueron los que le advirtieron entonces sobre el prontuario amoroso de Cabré y los que le reclamaron que la alejaba de sus afectos, pero esa preocupación se silenció cuando, en julio, la pareja confirmó los rumores de embarazo. Los que más la conocen dicen que siempre primó en ella el deseo de ser madre, incluso cuando no tenía una pareja estable. Por eso, cuando en septiembre Tobal perdió el bebé, la noticia fue mucho más amarga. En ese momento, Eugenia se obsesionó. Quería buscar otro hijo a toda costa. Ella siempre quiso ser madre antes de los 35, y no quiso tomarse un solo día después de la pérdida del embarazo. Nico le dijo que esperaran un tiempo, pero ella no quería. Creo que ahí comenzó la crisis, cuenta alguien que los veía en el día a día de las grabaciones.
El 30 de noviembre, Eugenia pasó su peor cumpleaños: los rumores de infidelidad de su marido con Eugenia Suárez sonaban cada día con más fuerza. Algunos decían que los besos de Cabré y Suárez iban más allá de lo que pedía el libreto de Los únicos. En un ataque de celos, y a los gritos, ese día Tobal le insistió a Cabré para que hicieran un viaje, que concretaran su postergada luna de miel y trataran de salvar la pareja. El no aceptó. Le dijo que tenía compromisos laborales por cumplir en Buenos Aires y en España (donde hoy filma El atraco junto a Guillermo Francella) y que no estaba dispuesto a postergarlos. Cuentan que Eugenia se habría violentado y que entonces él decidió que lo mejor era abandonar por unos días el departamento que compartían en Palermo, e irse a la casa que tiene en un country de Pilar.
Pero los días se hicieron semanas. Cada encuentro e intento contemporizador terminaba invariablemente en una discusión mayor. Ya no les importaba pelear a los gritos en el supermercado, en un taller mecánico ni en el trabajo. La reconciliación estaba muy lejos. Tanto, que también ella aceptó dar un paso al costado y refugiarse en Cabo Polonio junto a su familia, donde pasó las Fiestas lejos de su marido.