El estrés puede causar cambios hormonales, inmunológicos y musculares que al comienzo pasan desapercibidos, explica doctor Bruce Rabin, director médico del programa de Vida Saludable del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.
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SUSCRIBITEEl estrés puede causar cambios hormonales, inmunológicos y musculares que al comienzo pasan desapercibidos, explica doctor Bruce Rabin, director médico del programa de Vida Saludable del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.
La gente generalmente no es consciente de esto hasta que los síntomas se vuelven molestos y perturbadores agrega el especialista y recomienda no ignorar esas señales, pues es la forma que tiene el cuerpo para decirnos que nos relajemos.
4. Sueños surrealistas y pesadillas
Cuando tu mente se sobrecarga con ansiedad y no sabe cómo procesarlo, pueden surgir malos sueños como una manera de trabajar a través de la experiencia estresante, explica Barry Krakow, directora médico de Maimonides Sleep Arts and Sciences en Albuquerque, Nuevo México.
La especialista sugiere pensar que los sueños son psicoterapia libre, es decir, una posible pista de lo que te está pasando y una sugerencia sobre cómo lidiar con eso.
Dell recomienda centrarse en cómo te sentiste durante el sueño: si tienes miedo o vergüenza y pensar por qué. Luego, debes preguntarte qué es lo que te hace sentir la misma manera en la vida real. Por ejemplo, puedes darte cuenta de que has dicho o hecho algo vergonzoso en el trabajo y la necesidad de pedir disculpas a alguien o ser más cuidadoso.
5. Dolor de mandíbula
Muchas personas, dormidas o despiertas, tienden a apretar los músculos de la mandíbula o rechinar los dientes cuando están tensos.
Si es tu caso, debes visitar a tu dentista para que te recomiende un protector bucal. Mientras tanto, presta atención a la posición de tu mandíbula durante el día. Siempre debe haber un pequeño espacio entre tus dientes superiores e inferiores cuando no estás masticando, explica el doctor Miqueas Sadigh, profesor asistente de psicología en Cedar Crest College en Allentown, Pennsylvania.
Para relajar la mandíbula, debes abrir con cuidado la boca hasta el punto en el que percibes la tensión en los músculos de la mandíbula, pero no hasta sentir dolor. Respira profundo y exhala hasta que tu quijada esté completamente floja.