River tiene dos caras. Bah, por lo menos es lo que muestra en este semestre. Por momentos, un equipo de alto vuelto, que toca y se florea, como se vio ante Banfield o Vélez, por citar ejemplos. Y otros de ingenuidad y errores al por mayor. Un cúmulo.
El empate ante Defensa y Justicia terminó siendo un presagio de lo que ocurrió en la noche del domingo en Paraná, en una parada otra vez adversa para el equipo de Gallardo. Como en el semestre pasado, Patronato le ganó al Millo por 2-1, sumando su primera victoria en el torneo y, por si fuera poco, quitándoles el invicto a los de Gallardo (11 partidos) en este semestre. Una noche en el olvido para la Banda, que quedó a cinco del líder Estudiantes
Lo mejor de River se vio en los primeros 20 minutos, con voracidad de mitad de cancha hacia adelante. Con D'Alessandro y Andrade picantes y movedizos y con un Driussi que había avisado a los cuatro minutos y, dos más tarde, vacunó a Bértoli para el 1-0. Pero a partir de la segunda mitad de esa primera parte, el Millo empezó a repetir errores del pasado: falta de definición en ataque y problemas en el retroceso, con un Patronato dispuesto a luchar y a sorprender de contra. Batalla, hasta ahí, firme y atento para intervenir en algunas oportunidades.
Pero poco pudo hacer el arquero de River en el segundo tiempo. Porque el visitante le cedió la pelota a los de Forestello y estos no perdonaron: centro desde la derecha y cabezazo de Vargas ante una defensa de River que sólo atinó a observar al delantero local.
Los de Gallardo esbozaron una suerte de reacción. Apenas, suerte tal vez es mucho decir porque se terminó de ver esa conexión entre volantes y delanteros. Se apagó D'Alessandro. Andrade también bajó, al igual que Driussi. Y Alario, el gran goleador, salió en la mitad producto de una actuación pobretona.
Cuando parecía que el empate terminaba de decorar la noche de Paraná, llegó el capítulo final -de terror- para River. Porque otra vez apareció un envío cruzado, los centrales miraron y Márquez le puso su marco a la jornada. Una daga para el visitante y un enorme festejo para el dueño de casa, que otra vez se encargó de amargar a River. Nada que hacer para Batalla, que había salvado el arco minutos antes. Encima, Denis Rodríguez se fue expulsado. Completito el álbum negativo.
Tarea, sin dudas, para este River de Gallardo que muestra dos caras. De vistoso, que enamora, a ingenuo y con errores que los paga caro. Su Patrón del mal pasó por caja y los cobró con creces.
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