-¿Qué es EVA?
-¿Qué es EVA?
-¡Cómo "qué es" EVA! La pregunta correcta debería ser "quién es" EVA...
-Esperá, no te apures... No se trata de una persona, ni de la Evita más famosa para los argentinos, ni de una mujer que no conoces..
-¿Y entonces?
- Mirá... EVA siempre está presente en este último tiempo, aparece en cada una de las familias, en cada una de las parejas que hoy están muy sufrientes y desgastadas.
De EVA se habla en las reuniones de amigos vacías de intimidad, en la soledad más sola de nuestra sola presencia, cuando uno piensa en lo que le está pasando... En esa sensación de no sentirse comprendido/a.
EVA tiene mucho que ver con la calidad de la información intercambiada en una charla, con la intimidad que se gesta en un encuentro, con el afecto mutuo y la profundidad de lo expresado y lo no expresado en la vinculación con el otro.
Porque EVA es la Enfermedad Vincular Aguda.
No existe en los diccionarios, no la vas a encontrar en los tratados médicos...
¿Y sabés que? EVA se va transformando en crónica...permanece en el tiempo...Nos hace perder calidad de vida...Nos envejece las relaciones...
¿Sabés como se instala? Lenta, insidiosamente. Haciendo que nos acostumbremos a los vínculos débiles o ausentes.
En una de las teorías vinculares se divide a ellos en diferentes categorías o lazos. Se describen 3 tipos: se les llama ausentes, débiles y fuertes.
Por ejemplo, cuando vos te saludas con el vecino ese vínculo es ausente.
-Pero!! Si yo lo conozco!!! Por qué es ausente...
-No, no lo conoces nada. A ese vecino lo saludas, le conoces la cara pero no sabes nada de esa persona... Conoces una foto en movimiento.
El vínculo de las redes sociales es un vínculo débil, parece que conoces al otro, chateas, le das cada vez más tiempo, se transforma en una relación de intercambio diaria en algunos casos, pero tampoco lo conocés.
Hoy día estamos llenos de vínculos débiles. Y suplantamos cantidad por calidad... Muchos contactos, muchos amigos virtuales, pero pocos vínculos profundos.
-¿Y cuál es el vínculo fuerte?
-El vínculo del día a día, en dónde vas aprendiendo a conocer al otro y a reconocerte vos en nuevas dimensiones que aparecen en función que vas conectando con el otro y generando esa tercera persona que se llama RELACIÓN; sea esta de amistad, de pareja, de familia o lo que sea...
Empezás a conocer al otro, no a partir de lo que el otro dice, sino de lo que vos sentís, percibís, observás, profundizás... y sobre todo del intercambio, saludable o no, que se va dando.
Por eso es fundamental el cara a cara.
En pareja es uno de los lugares en donde cada vez se va enfermando más el vínculo, porque cada vez nos vemos menos, porque cada vez permitimos el avance de otra enfermedad insidiosa y aparentemente incurable.
-Otra enfermedad!!! Cuántas más hay!!!
-Varias... La mayoría no descritas en los tratados de medicina.
En el caso de EVA, la enfermedad se va tornando cada vez más epidémica: La enfermedad del tiempo, o mejor dicho de la carencia o escasez de tiempo.
En el mundo actual, en el que vivimos y nos desarrollamos, cada vez tenemos menos tiempo. O, en todo caso, la vida nos va obligando a ser mas eficientes en el uso del tiempo.
¿Y en eso de la eficiencia en el uso del tiempo sabés a quién se deja de lado?
-Al otro/a...
-No... dejás de lado el vínculo con el otro, el niño-vínculo queda estabilizado en calidad y luego pasa al descenso en la pendiente. Se desnutre.
-Paremos un poco, por favor, qué con ese tema terminás encadenado o siempre con el reclamo de más y más! Y uno no puede...
-Es un error. Cuando uno piensa en vínculo o lazo, piensa en cadena... ¡Pero no una cadena para atrapar! Es una cadena invisible para unir, para mejorar, para generar un mejor nosotros!
Hoy en día las parejas están en crisis, muchas parejas. Algunas llegan al consultorio y se animan a compartir su pesar, pero son las menos.
Cuando "levantamos" este tema, es decir, cuando lo sacamos a la superficie hacemos emerger una parte del iceberg. Lo que llega al consultorio es la parte superior de ese gigantesco bloque de hielo que estaba sumergido.
-Y es que además no hay dinero para pagar un tratamiento. Muchas obras sociales y prepagas no te autorizan a no ser que tengas una enfermedad severa tipo depresión o psicosis.
-Puede ser. Pero si tenés para invertir en un auto o una casa que son "cosas", ¿no podés priorizar una inversión en tu día a día, de pareja o familia?
-Yo creo que no es consciente. Qué no nos damos cuenta de lo que va pasando.
-Puede ser, ocurre que estamos demasiado ocupados mirando cosas y no vemos relaciones. Nos han lavado la cabeza tal cual hicieron con nuestros primitivos antepasados. Sólo que en vez de espejitos y vidrios de colores nos entregan notebooks, celulares, tecnología para ser felices que nos hacen más infelices, dependientes y enfermos.
Claro para eso también algo: medicamentos. Por lo que la ronda sigue...
Nos venden una ilusión óptica que no es óptica porque no es visual, pero funciona igual.
Nos hacen creen que estamos más comunicados, cuando en realidad estamos más conectados pero menos, muchísimo menos... comunicados.
-Esperá, me tengo que ir. Le dejé el auto al mecánico porque lo quiero "tunear".
-Chau, chau... ¡Ah, no te olvidés de tunear la pareja y la relación con tus hijos!
Dr. Miguel Palmieri - Sexólogo