Terror por Matthew: millones de personas evacúan Miami
Los ciudadanos se abastecen para al menos tres días en los que se mantendrá encerrados en sus casas.
Millones de habitantes de Miami están abandonando la ciudad, ante la certeza de que el peligroso huracán Matthew -que ya ha dejado 27 muertos y miles de daminificados en su paso por Haití, Jamaica, República Dominicana, Bahamas y Cuba, puede tocar tierra en costa estadounidense. Si lo hace, esperan que no se repita el caos que siguió a Wilma en octubre de 2005.
Miami, en cuya área metropolitana se concentran más de seis millones de habitantes, lleva toda esta semana preparándose para su encuentro con Matthew, un huracán que alcanzó la máxima categoría (5 de la escala Saffir Simpson) y ha azotado a Colombia, Haití, Jamaica, Cuba y Bahamas con fuertes vientos y lluvias.
El saldo preliminar de su paso por el Caribe es de 27 muertos, 19 de los cuales se contabilizaron en Haití. En apoyo a los familiares, algunas compañías ofrecen llamadas gratis desde Estados Unidos a los países afectados.
Está causando torrenciales aguaceros, fuertes vientos e inundaciones en las zonas donde tocó tierra, además de peligrosos deslizamientos.
El gobernador de Florida, Rick Scott, advirtió esta mañana en rueda de prensa que de "hay que prepararse para lo peor y esperar lo mejor" ante la llegada de este peligrosísimo y "potencialmente catastrófico" huracán, por lo que instó de nuevo a la población a tomar todas las medidas de seguridad posibles.
Scott alertó ayer de que un impacto directo de Matthew en Florida podría causar una destrucción masiva como no se ha visto en el estado desde el paso del huracán Andrew en 1992, y solicitó una declaración de emergencia para la región por parte del presidente, Barack Obama.
Por su parte, las autoridades del condado Miami-Dade han pedido a todos los que viven en residencias móviles que consideren una evacuación ante el paso de Matthew. Se cancelaron vuelos en el aeropuerto por precaución.
Las familias tapiaron puertas y ventanas para defender sus viviendas, antes de abandonar Miami.
Matthew llegará a Florida probablemente con categoría 4, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC), pero no se sabe si solo bordeará la costa del estado rumbo al norte o tocará tierra.
Algunas proyecciones indican que el aterrizaje, si llega a producirse, sería al norte de Miami, en Palm Beach. Otras ciudades, como Orlando, tomaron precauciones, lanzaron alertas y algunos parques temáticos estarán cerrados jueves y viernes. Los huéspedes del Hotel de Disney Fort Wilderness Resort & Campground.fueron desalojados.
El miércoles las cortinas metálicas con las que se cierran herméticamente las puertas y ventanas para proteger los inmuebles, y también los más modestos pero igualmente útiles tablones de madera, se veían por todas partes y le daban un aire fantasmal, de lugar abandonado, a la llamada "Ciudad Mágica".
También se podía ver al caer la tarde en gasolineras, supermercados y ferreterías a residentes abasteciéndose.
Las recomendaciones fueron: comprar agua, alimentos que no haya que cocinar y velas, linternas y pilas, llenar el depósito del automóvil de gasolina, proveerse de dinero en efectivo y colocar las cortinas, tablones o lo que se encuentre para que los vientos del huracán no entren a la casa, el apartamento o el comercio u oficina.
También es obligado estar atento a la información que se publica sobre el ciclón y a los consejos de las autoridades.
Lo que los miamenses esperan que no sea igual a Wilma es lo que viene después del huracán, que para los que ya han vivido antes la experiencia suele ser la parte más temida.
Aparte de sufrir daños tanto personales como en el hogar, no tener electricidades quizás lo peor de todo, entre otras muchas cosas porque significa no tener aire acondicionado en una ciudad en la que el calor y la humedad no suelen dar respiro hasta diciembre.
Wilma dejó sin electricidad durante días a más de seis millones de personas. Según la Florida Power & Light Company (FPL), la principal suministradora de electricidad del sur de Florida, alrededor de 1,2 millones de usuarios pueden quedarse sin servicio a causa del huracán Matthew. La compañía dice "estar lista para responder" al desafío, con una fuerza de más de 12 mil operarios, entre personal propio y subcontratado, para atender los problemas que pueden presentarse y restablecer el servicio donde se haya interrumpido.
La destrucción que produjo Wilma, que impactó Miami con vientos de hasta 200 kilómetros por hora, paralizó empresas, negocios, aeropuertos y prácticamente toda la actividad comercial.
La ciudad estuvo ocho días bajo un toque de queda debido a los saqueos que se produjeron una vez que pasó el huracán, se fue la luz y dejaron de funcionar las alarmas de seguridad.
El alcalde del condado de Miami Dade, Carlos Jiménez, aseveró esta semana que la región metropolitana está más preparada ahora que hace una década para hacer frente a una situación post-huracán.
Según dijo, los supermercados y las gasolineras cuentan con generadores, por lo que en caso de que se corte el suministro eléctrico, deberían poder atender al público sin dilación una vez que pase el peligro del ciclón.
El miércoles en un recorrido en automóvil por las gasolineras de Coral Way, una de las arterias viales de Miami, muchas mostraban carteles que decían que la gasolina se había acabado o directamente tenían conos de plástico u otros obstáculos para impedir el paso hacia los surtidores.
En 2005 la falta de combustible en las gasolineras o la imposibilidad de hacerla subir del depósito a la manguera por falta de electricidad se convirtió en unapesadilla.
Desde el lunes los miamenses ha sido sometidos a un constante bombardeo de mensajes calificando a Matthew con adjetivos como "monstruoso" y "letal" y pidiéndoles que estén preparados para lo peor, porque les va la vida en ello.
Sin embargo, en comparación con otros lugares de la región caribeña, el número de víctimas mortales de los huracanes en Florida es siempre inferior.
Andrew, recordado como el huracán más letal, causó una veintena de muertes a su paso por el sur del estado en 1992.
Los daños materiales son siempre, por el contrario, millonarios.
Los daños de Wilma en EEUU se calculan en unos 21.000 millones de dólares, una cifra muy lejana de los 108.000 millones de Katrina, otro huracán que impactó el sur de Florida en 2005, el más costoso de la historia y también menor a los 26.900 millones de dólares de Andrew, según datos del Centro Nacional de Huracanes.