Ya hace varios días que el grupo de mensajes de Los Pumas del 65 se monopolizaba con palabras de aliento, "fuerza, Papuchi", "a rezar por él". Una recaída en su frágil salud lo había mandado de nuevo al sanatorio del Norte tucumano, donde estaba cuidado, contenido, pero sin conciencia ya. Su cuerpo yacía en una de las camas de la terapia intensiva. Así encontró la muerte a la 1.28 de la madrugada de este miércoles a la edad de 84 años.
Papuchi nació en la Boca el 7 de noviembre del 31. Como otros grandes del rugby nacional (Agustín Pichot y Hugo Porta, por ejemplo), era hincha del Xeneize. Junto con Alberto Camardón y el sudafricano Izak van Heerden guió al plantel de jóvenes que viajaron al "matadero" pero hallaron la gloria y el nombre "Los Pumas" en una excursión de casi dos meses por Sudáfrica. Aquella gira del 65 encontró en páginas de libros, diarios, en imágenes, su lugar para quedar inmortalizada. Allí nació un equipo.
Guastella, en el 45, con 13 años, ya estaba jugando en la 6ª división de Pueyrredón, la de los más chicos. Fue la figura de los Húsares, su orgullo. Desde allí saltó en el 56, como apertura, al seleccionado nacional. Con sabiduría y palabras justas dirigió al equipo mayor en tres oportunidades más, incluido el Mundial del 87, el primero de la historia. Fue dirigente de la UAR y orador en cuenta gira o congreso que lo contó como asistente. Era a quien todos querían escuchar. Su sabiduría no tenía límites.
En el 99, Papuchi visitó por primera vez el club Lawn Tennis de Tucumán, donde empezó a ejercer su rol de docente. Tanto le gusto, tan bien se sintió, que aquel primer acercamiento para ir cinco/seis veces en el año se transformó, más tarde, en algo permanente. En el Interior encontró su lugar, su nuevo hogar. "En Buenos Aires no me dan bola", decía un mimado y escuchado Papuchi, quien desplegó su saber no sólo en donde lo disfrutó, por ejemplo, un precoz Nico Sánchez, hoy apertura de Los Pumas, sino el resto de los clubes tucumanos y hasta de Santiago del Estero.
Sus compañeros de charlas, de mesas de café, no dudaron en coincidir que "se casó con el rugby". Papuchi no tuvo hijos, pero lo acompañaba Alicia, su pareja, quien viajó desde Buenos Aires para pasar las últimas horas con él.
Hace dos años, Guastella sufrió un ACV, lo cual generó que su salud comenzara a deteriorarse con diversos inconvenientes, entre ellos, diabéticos. Hace tres semanas se lo vio en la cancha del Lawn Tennis, pero la dificultad para hablar y movilizarse eran notorias. Por eso, aun antes de su muerte, amigos inseparables de Pueyrredón viajaron hacía Tucumán para acompañarlo.
Sus restos serán velados hasta el viernes a las 11 en la empresa Flores de la capital tucumana.