Hablar bien no cuesta nada

Preocupa la escalada de insultos y palabrotas

Un grupo de especialistas analiza la violencia verbal de las últimas semanas en el plano político y social.

Por Sección Sociedad

No hay ni un solo insulto en Medianoche en París. El protagonista, un escritor frustrado, es recogido en un taxi antiguo que lo lleva al pasado, donde la vida es una fiesta. Se encuentra allí con Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Pablo Picasso y Salvador Dalí, cultores de la belleza de las palabras, las formas y los colores. Woody Allen está detrás de las cámaras de esa ficción. Los protagonistas cruzan diálogos en inglés, francés y español, pero ninguno acude al desborde.

Hasta anoche, la película tuvo, en la Argentina, 250 mil espectadores. El video del Tano Pasman, en cambio, fue visto por cuatro millones de personas. Filmado en su intimidad, este hincha de River putea, carajea y manda a todo tipo de lugares a jugadores, dirigentes, rivales y hasta a sus propios padres. Sus palabras se ensombrecen también de racismo.

¿Por qué la violencia verbal produjo esa atracción? ¿Qué es lo que sucede con el lenguaje de la sociedad? ¿Cuál es el motivo por el cual un cantor que vive de las palabras elige de las peores para expresarse? ¿Por qué vuelan por el aire tantas expresiones envenenadas? “Las palabras circulan y hay mucha gente que puede sentirse ofendida y mucha gente que tendrá que reflexionar hasta qué punto sus palabras ofenden. Las palabras también pueden ser una herida”, advierte la escritora Ángela Pradelli, autora del libro La búsqueda del lenguaje.

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