Hace 30 o 40 años era común coincidir con familias de hasta ocho hijos; hoy todos se escandalizan si tienes más de tres. Los tiempos han cambiado, ¿de qué manera tener un solo hijo nos afecta como individuos y como comunidad?
Hace 30 o 40 años era común coincidir con familias de hasta ocho hijos; hoy todos se escandalizan si tienes más de tres. Los tiempos han cambiado, ¿de qué manera tener un solo hijo nos afecta como individuos y como comunidad?
Para la socióloga Dolly Cedrón, estos cambios afectan todas las áreas del desarrollo de una sociedad. Tener un solo hijo puede propiciar familias herméticas que concentran todo su esfuerzo en un solo individuo, que aprende que es único y que cuando salga a la sociedad laboral se encontrará con otros seres igualmente únicos ( ) Antes, la cooperación y el trabajo comunitario era parte de las personas, pues vivían en un conjunto; hoy las familias sienten que no necesitan de otros si solo tienen una responsabilidad a su cargo.
El efecto económico
Cedrón señala que en una sociedad de hijos únicos podríamos, a la larga, contar con profesionales más cuadriculados y menos dispuestos a asumir riesgos, lo cual puede ralentizar el crecimiento económico. Reducir la población afecta la economía pues no se garantizan los ingresos que requiere un país para funcionar.
Entonces, ¿cómo criar a los hijos únicos?
La psicóloga Claudia Maza explica que los hijos no aprenderán a ser solidarios si los padres le transmiten el mensaje de exclusividad en su afán de bridarles todos los beneficios, olvidándose de sus espacios de socialización.
La idea de que los hijos únicos son egoístas, solitarios, poco tolerantes e individualistas depende del tipo de crianza y la dinámica familiar. Con eso en mente, hay padres que han establecido vínculos de amistad sólidos para que sus hijos tengan relaciones fluidas con otros niños de su edad. Al final, la crianza marcará la forma de ser del niño.
Fuente: El Comercio