La prensa española cuestiona con dureza al nuevo presidente electo de España, Mariano Rajoy, por la falta de un programa adecuado para combatir la aguda situación económica que esa nación atraviesa. El líder del Partido Popular admitió que no tiene una "varita mágica" para evitar la debacle.
Era solo cuestión de acceder al poder, recibir la banda presidencial y los desempleados, la deuda y la estratosférica prima de riesgo serían una cosa del pasado, un recuerdo gris del inoperante gobierno socialista.
En grandes rasgos, de eso se trataba el discurso de campaña -que comenzó el día en que Zapatero asumió su segundo mandato, el 9 de marzo del 2008- del presidente electo de España, Mariano Rajoy, alimentando las esperanzas del golpeado electorado, que veía como semana tras semana los efectos de la crisis los haciá renunciar a beneficios, pensiones y hasta el propio trabajo.
"Tengan la seguridad de que volveremos y daremos la batalla contra la lacra del desempleo"; "La crisis puede ser arreglada en dos años"; "Rabajaremos la tasa de parados a más de la mitad" eran algunas de las promesas del políticos conservador que podían escucharse en los atestados mítines realizados durante estos últimos meses de proselitismo. A mayor desesperación, mayor tienen que ser las apuestas -si es que se quiere sacar provecho de la desesperación.
Pero ahora que la aplastante victoria demanda acciones de los hombres puestos a sanear la economía, y que los mercados continúan desoyendo la algarabía por la victoria del Partido Popular, Rajoy se vienen dedicando a bajarle el tono a sus declaraciones.
"No tenemos una varita mágica" declara quien había prometido tener una. "No va a haber milagros, no los hemos prometido" declaró Rajoy, aunque el prestigioso diario "Público" escribe hoy que el conservador estuvo "tres años y medio prometiendo milagros".
Por su parte, Rajoy todavía no reveló cu quienes serán los integrantes de su gabinete, aunque sí afirmó que "el primer que lo sabrá será el Rey". De todas formas, ya se conocen algunas de los planes a ejectuarse, según en el programa electoral del PP: recortes en salud y educación, una ley de extranjería más dura, facilidades para la compra de las viviendas y fin de los subsidios a la cultura.