Las alianzas definirán si el país profundiza su movimiento hacia la derecha u opta hacer unos pasos, hacia la izquierda.
El Reino Unido se apresta a celebrar elecciones generales el próximo 7 de mayo, en un escenario donde la paridad entre las fuerzas es tan fuerte que serán las alianzas las que definirán si el país profundiza su movimiento hacia la derecha u opta hacer unos pasos, no muchos, hacia la izquierda.
La relación con la Unión Europea (UE), los efectos sociales de las políticas de austeridad, la apertura hacia la inmigración y la descentralización del poder hacia los gobiernos autónomos, son los puntos centrales que estarán en juego en los cruciales comicios.
Las encuestas muestran un empate técnico entre los dos partidos que históricamente se repartieron el poder, los conservadores con el actual primer ministro, David Cameron, como líder, y el laborismo encabezado por Ed Milliband, en una carrera tan pareja que cualquier mínima noticia coyuntural da una ventaja que no supera los dos puntos porcentuales.
Esta incertidumbre genera a su vez la certeza de que ninguna de las agrupaciones obtendría la mayoría absoluta entre los 650 escaños de la Cámara de Comunes para imponer un primer ministro de sus filas, por lo que la elección no se terminará definiendo en las urnas sino en las alianzas que puedan generar los partidos.
El precedente es reciente: en la elección general anteriorm, en 2010, Cameron obtuvo un 36% de los votos y para lograr el inquilinato de 10 Downing Street tuvo que hacer un frente con el líder de los Liberales Demócratas, Nick Clegg, tercero con el 23% de los sufragios y, tras el acuerdo, viceprimer ministro británico.
El resultado fue el actual gobierno de coalición que nunca se puso de acuerdo en cuestiones centrales como los límites que tienen que tener las agencias de espionaje, tras la olla que destapó Edward Snowden, la reforma de la arcaica composición de la Cámara de los Lores o la relación del Reino Unido con el resto de Europa, entre algunos puntos de una larga lista.