Por Marcelo Torrez

Rara estrategia: Pérez seca de plata a sus ministros para acercarse al PJ

El Gobernador entiende que darle aire a su gente para jugar en la interna le resta chances para diseñar su propio futuro.

 El peronismo mendocino bulle. La última decisión política tomada por Francisco Pérez, que tendrá impacto de lleno en verdad en la gestión y en el resultado de las diferentes políticas públicas del gobierno, puso en alerta a medio oficialismo. Urgido por los agujeros que se van abriendo en el casco del barco que conduce, Pérez decidió restringir el gasto, casi al extremo. Le ordenó a su ministro de Hacienda, Juan Antonio Gantus, que antes de autorizar los pagos ordinarios, cualquiera fueran su naturaleza y especie, pasaran antes por su escritorio y por el poder de autorización de su birome. Un poder que ejercerá, quizás el único y no menos importante, hasta el último día de la gestión, allá por el 10 de diciembre del próximo año, incluso hasta el minuto antes de entregar la banda a quien lo suceda.

La primera repercusión de tal medida ya está a la vista: responsables de organismos descentralizados, directores de hospitales y proveedores del Estado arden frente a la inmovilidad de los pagos producto de la falta de recursos en caja y por el freno que Pérez ha ordenado a la autorización de los mismos.

La virtual cesación de pagos en la que ha entrado el Estado mendocino repercute en la falta de insumos médicos, en varios puñados de obras medianas y menores que ya están paralizadas de hace meses, en problemas serios para los proveedores de alimentos para las meriendas de las escuelas y para el transporte de los chicos en las zonas rurales, por citar sólo algunos ejemplos. La indignación e incertidumbre suben, poco a poco, como las aguas de una inundación inminente.

Las repercusiones políticas de tal decisión son muchas y variadas. Y se dividen entre aquellos que se sienten políticamente afectados para mal, como es el caso del ministro Matías Roby el que se ha encontrado con una realidad cruda y dramática en el sistema de salud y que lo ha llevado a dejar de blandir su candidatura por entender que, sin ayuda del propio gobierno del que forma parte, muy poco hará para alimentar su deseo de ser uno de los créditos que aspiren a la gobernación el año próximo. Roby, como ya se ha revelado desde aquí, ya no cree en verdad que lo suyo vaya en serio si lo obligan a construir una candidatura desde la sequía financiera, o de la política sin nada para mostrar.

Pero también los hay aquellos afectados para bien en la interna del peronismo. Aquellos que creen ver que Pérez ahora se encuentra alineado lisa y llanamente, con su gobierno a cuesta, en la estructura partidaria para incrementar sin fisuras y ambagues las chances del oficialismo en las elecciones del año próximo. Esto es así porque el oficialismo está dividido entre Pérez y su gobierno por un lado y los que dicen ser parte de la estructura tradicional del movimiento, aquellos que se ven a sí mismos como “la política” liderados por el vice Carlos Ciurca, todos los intendentes, el resto de los posibles candidatos como Rubén Miranda, Adolfo Bermejo, Omar Félix y Jorge Tanús y, desde ya, las líneas internas que le dan sustento al PJ, a excepción de lo que se llama el “paquismo” en donde se identifica a Pérez y sus ministros.

“La política” del partido entendió que Pérez, al cerrar el grifo de los fondos, ordenándole a Gantus no liberar recursos para el supuesto lucimiento de algunos de quienes podían ser sus candidatos, entre ellos Roby, el más temido y en quienes menos confía la estructura, decidió disciplinarse a las decisiones partidarias que apuntan a jugar todos juntos, sin dispersiones, y esperar que la mesa chica de las definiciones pueda alumbrar un solo candidato el que podría salir de las mediciones que comenzarán a hacerse en breve o de la bendición del operador máximo que tiene el oficialismo a nivel nacional, Juan Carlos “Chueco” Mazzón, como ha venido sucediendo durante los últimos años.

Pérez, por su lado, al recortarle los bríos a sus hombres, los del gabinete, a quienes pocos días antes había animado a jugar en toda la cancha, mostrarse y expresar vocación para ganarse un lugar entre los aspirantes, entiende que no saca los pies del plato, que se allana a los tiempos del propio partido y al devenir de los acontecimientos y que será parte de la estrategia que defina aquella mesa chica de la que forma parte y también leer las señales que desde la nación irán llegando para armar la estrategia nacional.

Pérez, aunque no lo ha dicho y ni siquiera lo ha insinuado, al menos pretende ser parte de la lista de candidatos a diputados nacionales. Con un peronismo provincial unido, esa definición quedaría en Mendoza y no en la Rosada como le sucedió a Celso Jaque en las elecciones del 2011 cuando se enteró, en un despacho contiguo al de la presidenta, que su nombre no figuraba en la lista de diputados y que había sido remplazado por, en aquel momento, una ignota pasante del Gobierno mendocino que respondía al nombre de Anabel Fernández Sagasti, hoy diputada nacional camporista. El gobernador sabe muy bien cuán verdadero y real es el alcance de su poder, aunque hoy conduzca al gobierno y mantenga en sus manos la birome que autoriza los fondos y el lucimiento en plena campaña electoral: si logra entronizar al candidato a gobernador, sea Roby o cualquier otro ministro, se queda sin un lugar de peso para sí mismo.

De los aspirantes más inquietos y con cierta vocación que muestra hoy el oficialismo aparecen claramente Roby y el presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Tanús. El ministro revisando su estrategia, “bajando” su candidatura y dedicado a la gestión para ver cómo discurren los acontecimientos y Tanús, cumpliendo a rajatabla el manual de los aspirantes a los que les falta gastar mucha suela de sus zapatos.

Tanús ha comenzado a dar la lucha desde el sector Azul. Aprendió la lección del 2011 cuando se quedó a mitad de camino, faltándole empuje y decisión. Hoy quiere ser el candidato y muestra firmeza en ese sentido. Se enfrenta a Adolfo Bermejo del mismo sector, al candidato de la Corriente Rubén Miranda, al territorial Omar Félix y al que surja del “paquismo”, si es que surge. Hace un par de meses Tanús se presento ante “el jefe” Mazzón y le expresó su voluntad de correr. Mazzón lo escuchó por algo más de una hora, lo que significó un respaldo al diputado pero más al intendente que lo promueve, el también azul Jorge Omar Giménez, y le colocó al lado para ayudarlo a su hijo Mauricio Mazzón.

El operador presidencial fue claro con Tanús: “Hoy medís no más de 3 puntos; si en diciembre llegás a 8 te largás con todo”, le dijo. Y en eso anda el sanmartiniano. El lunes su rostro quedará fijado en algunos circuitos de la cartelería pública de Mendoza y aparecerán los primeros spot televisivos con su idea de gobierno. Ya ha marcado la cancha, gracias a Mauricio (el hijo del “Chueco”), en el universo de las redes sociales, en Twitter y Facebook. Con eso apunta a los más jóvenes, quienes ingresan al mundo de las noticias y de la realidad por esas vías. Saluda religiosamente al despertarse como al acostarse y en el transcurso del día suele subir algunas fotos en donde se lo ve en diversas actividades, de las públicas y de las privadas o particulares. Entre las últimas son llamativas las fotos del diputado junto a sus hijos adolescentes de tanto en tanto. En todo eso lo ayuda Mauricio, quien desde Buenos Aires le va diseñando el camino a seguir.

“Tengo una idea clara de lo que hay que hacer en la provincia y si me dejan, les aseguro que Mendoza se puede mantener sola, independiente y sin tener que estar a expensas de lo que mande o no la Nación”, dice Tanús, quien se ve con chances de ganarle la pulseada a Bermejo, el otro candidato azul.

El diputado sabe que arranca desde abajo pero tiene una ventaja sobre el resto: sus potenciales candidatos no se mueven, no expresan voluntad todavía de querer ser en verdad el candidato del oficialismo. Parecen apostar más a lanzar una candidatura como moneda de cambio para canjearla más adelante por algo más seguro, como uno de los escaños legislativos a nivel nacional que se pondrán en juego.

En detalle, Tanús dice que el desarrollo provincial en un eventual gobierno suyo se basaría en la autonomía municipal para que cada intendente con su comunidad decidan qué hacer y hacia dónde crecer, por ejemplo con la minería. Tanús dice que en Malargüe quieren ser mineros porque necesitan trabajo y en el Valle de Uco, como en Alvear han decidido lo contrario, pues su idea pasa por la autonomía de decisión de cada territorio.

El diputado pregona la doble escolaridad, por ejemplo, apostando a la formación cultural y amplia en todo sentido y a la educación física o recreativa “como era antes”, afirma. En seguridad su idea pasa por transformar a la policía: “Por año unos 3 mil efectivos pasarían a formar parte de la nueva policía que quiero, profesional y con vocación, bien pertrechada, con nuevos uniformes, incluso de un color distinto al de ahora y con excelente estado físico. En 4 años cambio la policía por otra nueva, con distintos paradigmas. La seguridad para mi es un tema por sobre todas las cosas policial”, sostiene.

Tanús dice tener también ideas para el desarrollo tradicional de Mendoza. Afirma que por año Irrigación rechaza un centenar de nuevas solicitudes por derecho de agua en los oasis mendocinos precisamente por la falta de agua, dato que el aspirante a candidato contradice: “No es que falte agua. Lo que hay son derechos de agua históricos que no se utilizan, con lo que hay que revocarlos y destinar esa agua a quienes quieren invertir en Mendoza. Mi plan pasa por esa acción y por no cobrarles el agua a quienes tienen menos de 15 hectáreas cultivadas para ayudarlos y promoverlos, mientras que a los más grandes se les debe cobrar lo que tienen que pagar o sacarles el derecho si no lo usan”.

Como el caso de Roby, Tanús se cree con un perfil atractivo para la esquiva clase media. Pero a diferencia del ministro, de quien dice que le ha faltado el respeto al peronismo por su imprudente lanzamiento, se siente avalado por la estructura tradicional peronista, por esa entelequia que han comenzado a llamar “la política”, a secas.

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