Opinión

El choque ideológico entre Macri y los radicales alguna vez tenía que aflorar

Los planteos de ayer en la Rosada, por parte de Cornejo y sus correligionarios, no es más que la manifestación evidente de la distancia que existió siempre entre los socios de Cambiemos sobre el método y el camino a seguir para enderezar al país. Las urgencias y el espanto ante la posible derrota los encontró en una mesa para recortar esa fractura

La disputa de fondo entre el Pro y los radicales es ideológica. Hoy sale a luz, en medio de las urgencias, la emergencia y la posibilidad cada vez más cercana de que la entente que gobierna pierda las elecciones presidenciales. Nunca como antes se ha mostrado, con tanta claridad, las diferencias: ambos, macristas y radicales, dicen estar luchando contra la Argentina prebendaria. Pero los radicales pretenden hacer un alto en esa maratón de larga duración. Y entonces le acercan al presidente algunas salidas de corto plazo, placebos o alivio para una sociedad castigada por llevar la mayor parte del peso de la transformación. Macri ha creído ver en algunas de esas propuestas o ideas remedios del pasado que no funcionaron, como dijo a comienzo de semana, en la cena anual del Cippec.

Los radicales, prácticos y pragmáticos, han intentado convencer a Macri que, así como se está se despiden del poder. Macri, por medio de su ariete más importante, Marcos Peña, en cambio y si bien, en principio, los ha dejado conforme a medias, en buen romance les ha pedido paciencia. Ganar en medio de la crisis es el nuevo desafío y al objetivo que se aferrará tras un plan y estrategia de comunicación en el que trabaja el gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba.

Allí está centrado el meollo de la cuestión frente al futuro incierto y para nada afable desde lo electoral que se le avecina al oficialismo. Otro enfrentamiento cultural puesto en discusión y ofrecido a una sociedad hoy urgida por otras demandas y necesidades, que son precisamente las que ponen en valor los radicales, afectos y acostumbrados históricamente en estas circunstancias a tomar medidas de acciones rápidas esperanzados en cambiar el humor, aunque más no sea para que les abra un camino menos espinoso.

Todos, sin embargo, coinciden en que los objetivos que se habían propuesto para esta parte del año no se han alcanzado, con la excepción tímida, desde ya, de una leve mejora en la actividad económica que ni siquiera da para anuncios. Lo demás, está a la vista con sus resultados desalentadores: la inflación indomable y una relativa calma cambiaria sostenida sólo por las tasas que espantan cualquier intento de reactivación, aunque fuera mínimo.

Macri ha variado claramente su postura en las presencias públicas. Y su discurso en el Cippec demostró que, además del énfasis y el modo electoral que le ha impregnado a sus apariciones y dichos, le ha sumado un contenido munido de mensajes y señales dirigido a sus incondicionales: el repaso a destiempo de la grieta y la furibunda crítica a un sistema del que se valieron los empresarios cercanos al poder en un contexto comercial cerrado al mundo, ajeno a la globalización y sin mejoras estructurales desde lo social. Un discurso a la grieta en el que ha incluido, para muchos de manera inesperada, a sus socios radicales.

El encuentro de ayer dejó expuesta la tensión sobre esa grieta en la sociedad. Grieta sobre el rumbo y en los cómo llegar a los objetivos que se planteó Cambiemos. La respuesta "receptiva" por parte de los funcionarios de Macri hacia el radicalismo, incluyendo a los gobernadores Rodríguez Larreta y Vidal, se explica no sólo por el lado delas urgencias, sino también por la necesidad de evitar un quiebre mucho más grave que conduzca a la coalición hacia un desfiladero fatal. Por lo que se dejó entrever, se habló de la crisis, de la necesidad de reactivar el consumo y de un acuerdo de precios -no congelamiento- que el propio Macri se encargaría de anunciar el miércoles próximo, justo antes del feriado largo de Semana Santa, se incluyó el conocido reclamo de Alfredo Cornejo sobre el impacto de los aumentos tarifarios en el bolsillo. Hubo un planteo específico, pero no respuestas concretas, de acuerdo con uno de los presentes en el encuentro.

Los radicales, con espanto por cómo se ha caído la imagen de la gestión nacional en los distritos que gobiernan se fueron con la promesa de que los funcionarios de Macri les devolverán su visión sobre los planteos. Eso irá sucediendo, en apariencia, de aquí al miércoles. Lo que resulte será fundamental para lo que viene. El radicalismo tendrá su convención partidaria luego del 12 de mayo, tras las elecciones en Córdoba. Y ese cóctel, conformado por la decisión que tome Macri en torno a la necesidad del cambio temporario de rumbo con las medidas de emergencia y el resultado en Córdoba, serán determinantes para lo que termine ocurriendo con la convención.

Te Puede Interesar