Opinion

Un futuro que nunca llega

Una: un presidente declarándose "caliente y enojado" leyéndolo de un telepronter donde no solo le sopla las palabras sino los gestos y volumen que le tiene que dar.

Dos: un documento puro diseño que llegó a los mails de funcionarios, legisladores y militantes premium detallando cómo defender la gestión que el diario Clarín se encargó de popularizar.

El discurso del Presidente, fabricado en las usinas preelectorales, asegura que está enojado por la mentira. Si bien aclaró que era por las supuestas falsedades que plantea su oposición, bien también podría haberse enojado por las falsedades del precioso documento de los gurús del PRO que fue prolijamente desmenuzado por el Centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo de la Universidad Nacional de San Martín.

Si solamente tomamos en cuenta el área relacionada al Trabajo, uno de los índices que conmovió la semana, el documento de campaña del oficialismo deja demasiadas brechas.

Veamos:

1 - El escrito PRO afirma que "en diciembre de 2015 el mercado laboral llevaba cuatro años de estancamiento". Sin embargo, el empleo registrado en el sector privado creció 4% entre 2011 y 2015 (expansión moderada pero destacable en relación al 0% de variación entre 2015 y 2018).

2- Aseveran los publicistas oficiales que "el Gobierno buscó crear espacios de diálogo constante con los principales actores de la economía". Sin embargo, eliminaron la Paritaria Nacional Docente y el gobierno decidió unilateralmente el valor del salario mínimo en los 2 últimos años, por citar solo dos ejemplos.

3- Aseveran que "la negociación colectiva empezó a ser distinta" porque los convenios empezaron a incluir cláusulas de productividad, pero el porcentaje de convenios que incorporaron ese tipo de cláusulas es prácticamente el mismo que durante 2013-2015.

4- En el documento aseguran que buscaron "aumentar la efectividad y el impacto de nuestra política en materia de registración" de trabajadores informales. No obstante, la informalidad laboral creció sistemáticamente entre 2016 y 2018 (luego de 11 años durante los cuales cayó) según los datos oficiales de la EPH.

5- Hacen particular hincapié en la relevancia de la productividad como instrumento para el desarrollo y la creación de empleo. Pero entre 2016 y 2018, la productividad laboral cayó un 5% según datos del INDEC.

6- Entre los desafíos que destacan en el documento circulado plantean que hay que "hacer foco en la capacitación de las personas". Sin embargo, los recursos destinados a la formación profesional se redujeron a la mitad en el presupuesto 2019 respecto al de 2018.

7- Por último, de este pequeño racconto solo del ámbito laboral, en el documento sostienen que uno de los principales desafíos es reducir la desigualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral. A pesar de ello, el peso de la crisis actual lo están cargando las mujeres y se observa claramente en los datos de desocupación que esta semana oficializó el INDEC.

El enojo guionado del Presidente (que ya utilizó en dos oportunidades: en la Asamblea Legislativa y el último jueves) sirve según los encuestadores y analistas para consolidar el núcleo duro de sus votantes, pero no para solucionar el baile en la cubierta jabonosa del Titanic, al cual está sometida la economía argentina.

La nueva disparada del dólar sobre el cierre de la semana con tasas que continúan en alza ya cerca del 67% son el peor escenario. El paciente no responde a la medicina y se comienza a ir lentamente. Todas las apuestas que juega el equipo económico sobre el paño verde de los mercados terminan en fracaso y los aliados no responden.

El campo ya no solo avisa, sino que actúa. Los dólares de liquidación no aparecen y los proveedores del sector aseguran que hay una fuerte demanda de silo bolsas en los distribuidores de ese preciado objeto para la especulación en toda la zona de Córdoba y Santa Fe.

Si bien el modelo anterior intentó por algunos métodos de distinta eficacia (los más fracasaron en escenarios políticos internos muy complejos para el cambio) intentar transformar la ecuación, no es menos cierto que el modelo de reprimarización es fuertemente sostenido por este gobierno y juega en contra de sus declaradas intenciones de transformar a la Argentina en potencia exportadora.

Esta discusión no es de hoy, esta semana en ese universo bipolar que son las redes sociales, algún economista desempolvó del archivo una vieja entrevista de 2011 realizada por el colega Javier Lewkowicz al prestigiosísimo economista de la Cepal y la Universidad de Chile, Jorge Katz.

Allí Katz decía "cabe resaltar que hay mundos, sobre todo en el Sudeste Asiático, donde el Estado construye capacidades, como Corea, China, Singapur o Malasia. Ahí el Estado no va al Consenso de Washington, sino que se hace cargo de construir la estructura para insertarse en el mundo. Nosotros supimos hacer al revés. Se pretendió interpretar la economía argentina desde un esquema excesivamente rígido, que fue abrir, privatizar y desregular, poner en equilibrio los fundamentos y que eso le permita al país crecer".

Y agregaba un dato interesante "Quedó destruido el valor de muchos años de aprendizaje doméstico, como la acumulación de capacidades que supuso la construcción de YPF y el laboratorio de investigación de Florencio Varela, que Repsol lo compró regalado. Lo mismo pasó con Aerolíneas Argentinas. Tristemente, la desregulación en la cual Argentina se metió destruyó todo eso. Esto no es lo que se hizo en el Sudeste Asiático. Pero, curiosamente, tampoco lo hizo Chile, que construyó el salmón sin esperar que el sistema de precios lo generara. Puso un núcleo público-privado a diseñar la genética del salmón, el Estado construyó la primera planta salmonera, y luego le vendió el negocio al sector privado. Tampoco hicimos como en Brasil, que dijo: "Voy a hacer soja transgénica, pero voy a tener un equipo público de investigación y desarrollo para transferir conocimiento al aparato social, que Monsanto no lo va a hacer vía patentes".

O sea, a pesar de lo que nos quieren hacer creer desde le discurso de los econochantas y funcionarios de este Gobierno, la participación del Estado es fundamental en la construcción de modelos exitosos sustentables en el tiempo. El capital transnacional y privado no lo hará y la historia lo demuestra reiteradamente.

Finalmente, Katz decía "Argentina exporta 2 mil dólares per cápita, un tercio de lo que venden los países que crecen rápido, que están en 5 o 6 mil dólares. Y no se puede hacer tres veces más soja. Por eso hay que reinventar y diversificar la estructura productiva. Por ejemplo, Argentina podría muy bien aprovechar la renta agrícola, que se expandió enormemente con los aumentos de precios internacionales, e inventar una industria de biocombustibles, porque el mundo va hacia una crisis energética. La renta agrícola es de 10 mil millones de dólares anuales, se debería también invertir en una planta de investigación y desarrollo, porque si se crece con los recursos naturales, que son entes biológicos, es necesario un modelo de organización particular".

Ocho años después de aquella entrevista, debería doler el salto hacia atrás que pegó este Gobierno y da la fuerte sensación que no hay calentura prefabricada que lo cambie.

Hace unos días Carlos Heller acuñó una frase que le cae como anillo al dedo a los discursos del Presidente y su equipo económico: "Los gobiernos neoliberales nunca pueden hablar del presente, por eso viven prometiendo el futuro".

Un futuro que la historia muestra que nunca llega.

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