Opinión

El peligro de creer que la ficción es la realidad

Por Marcelo López Álvarez.

Por Marcelo López Álvarez

"La realidad supera la ficción" es una frase muy usada para describir situaciones que nos convocan pero que parecen salidas de algún inédito o conocido relato novelesco. Hasta allí no parece haber más problema que la sorpresa por situaciones claramente inverosímiles que se topan con nuestro andar diario.

Sin embargo, ficción y realidad conjugadas también pueden ser un gran problema, sobre todo cuando alguien cree que la ficción que relata es la realidad y esta problemática se complejiza y profundiza cuando ese alguien es ni más ni menos que el Presidente de una Nación.

Más allá del cotillón en el cual se centraron los medios para oficialistas (con la caja de resonancia de las granjas troll, a los que hay que sumar los inefables incautos de las redes) de cómo los opositores reaccionaron en el recinto, hay una cuestión de fondo que debería preocupar y transformarse en el verdadero centro de análisis: el país en el cree vivir y gobernar el Presidente.

Cientos de frases del último discurso ante la Asamblea Legislativa del primer periodo de Mauricio Macri podrían abrevar en la idea descripta, sin embargo, nos quedaremos en la economía, que suele ser el norte de este espacio.

Sin ponerse colorado y con una impostación de severidad de mal actor, aseguró que la economía y las exportaciones están creciendo, la inflación bajando y que se crearon 700 mil puestos de trabajo.

Apenas horas antes, Pedidos Ya se había sacado de encima 450 repartidores en blanco para cambiarlos seguramente por monotributistas, la carrocera Metal Par anunciaba su cierre dejando 500 trabajadores en la calle, Peugeot suspendía 2.000 empleados y Honda 900. Solo para hablar de casos masivos de una semana, sin contar los miles y miles de despidos y suspensiones por goteo que se producen cada día. El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) detalló una serie de placas evaluando el discurso de Mauricio Macri y es terminante en base a datos oficiales.

Al contrario de lo que expresó el Presidente sobre la creación de empleo desde diciembre de 2017 a diciembre de 2018, se perdieron 191 mil empleos registrados según la estadística oficial de la Secretaria de Trabajo, con una caída del salario promedio del 12%.

El crecimiento de las exportaciones también resulta un dato irreal, según el CEPA basado en números oficiales, las exportaciones industriales cayeron 18,7% y según el INDEC el total de las exportaciones argentinas cayó 4.7% el último año.

El capítulo de la baja de la inflación no hace falta comentarlo, pero sí destacar que el crecimiento de la economía que declama el Presidente es el más extraño jamás visto, apenas un par de horas después de que terminara la Asamblea Legislativa, la AFIP anunciaba que la recaudación de febrero había crecido solo 39% interanual perdiendo 8 puntos contra la inflación y, según los números relevados por el CEPA en base a datos oficiales, el PBI per cápita se redujo de 13.600 dólares a 9.500 en 2018 o sea un 30% menos, al mismo tiempo que la deuda per cápita aumentaba un 420%.

Sin contar a demás que la obra pública cayó fuertemente en la ejecución por parte del gobierno: 8,70% en energía, 18,30% en transporte, 47,30% en viviendas y 29,70% en agua potable y alcantarillado, según el relevamiento de los datos de Hacienda realizado por CEPA.

Ni un solo párrafo de los dedicados a la economía brindados por el Presidente contuvo un dato, pero todas las aseveraciones generalistas que realizó son desmentidas por los números oficiales con una contundencia tan severa que el discurso no solo molestó a los opositores sino también a sus mercados aliados, que respondieron con una suba repentina del dólar, caída de los bonos argentinos y una nueva suba del riesgo país, otra vez por arriba de los 700 puntos.

Pocas frases pueden resultar tan reveladoras acerca de cuál la situación actual del gobierno como cuando anunció que se iba a adelantar el aumento dispuesto por ley de la AUH, acto seguido aclaró que dicha medida había sido autorizada por el FMI.

No hubo en la hora de sobreactuación presidencial ni una sola mención a la industria, a la producción o las economías regionales, sí la reafirmación de que el modelo es la reprimarización de la economía.

El Presidente y sus funcionarios seguirán creyendo en sus afirmaciones, la realidad se encarga cada minuto de que lo creen no existe. La batalla está planteada y el jurado son los ciudadanos.

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