Opinion

"Cepo a la dignidad"

Por Marcelo López.

Por Marcelo López Álvarez

 La dignidad del ser humano, de los habitantes de esta tierra rodeada de complejidades suele estar cruzada por la obtención de tres o cuatro cosas básicas: trabajo, salud y educación.

La historia de Latinoamérica y Argentina es pródiga pero escasa, en momentos en que los estados fueran capaces de garantizar la dignidad de la mayoría de los ciudadanos. Las tensiones entre los diversos actores de la economía son permanentes e históricas, y no son pocos los sociólogos que llevan estudiando la propensión de los sectores trabajadores y de clase media de creer que lo que es beneficioso o potestad para los sectores más poderosos de la sociedad, puede ser una necesidad también para ellos.

Hay un ejemplo reciente de la Argentina que lleva ya varios escritos y es el dólar. La clase media y trabajadora de mejor ingreso se convenció de que era un verdadero drama que se regulara el mercado de cambios en pos de cuidar el bien más escaso de la economía. La falacia más escuchada era "te prohíben comprar dólares". Lo cual era una mentira ya que cualquiera con sus papeles en regla en materia impositiva recibía autorización para comprar un monto de dólares mensuales, y no existía ningún límite -más que un adelanto de ganancias- para gastar la suma que se les ocurriera en dólares con tarjetas de crédito, ya sea dentro o fuera del país. Por lo que en la práctica el acceso al dólar era total. Sin embargo, la sí existente dificultad y control sobre las grandes multinacionales para que reinviertan o dejen parte de sus ganancias aquí y no fuguen, y la administración (deficiente hay que decirlo) de las importaciones para cuidar la balanza comercial en un mundo volátil, fue presentada por un sector como si fuera el mayor mal del universo para toda la sociedad y, sin dudas, fue uno de los tantos ítems que jugó un papel preponderante en el proceso electoral.

Las políticas del gobierno del PRO (es dable preguntarse ya a esta altura si algún otro partido de la alianza Cambiemos tiene alguna injerencia en el proceso que defienden) terminaron con ese cepo y liberaron el mercado verde, provocando no solo una devaluación histórica, sino también la toma de endeudamiento a niveles desconocidos para poder solventar esa libertad cambiaria que dejó a la economía argentina en terapia intensiva.

Hoy ya no es una hipótesis sino una realidad que quienes "no podían comprar dólares" ahora tampoco pueden trabajar, ni pagar los servicios, ni las cuotas de sus préstamos UVA, ni los planes de ahorro para comprar el auto.

Mientras aquellos a los que realmente les costaba comprar dólares, hoy los venden desesperados para subirse a la bicicleta financiera, tirando a bajo la cotización volviendo a atrasar el tipo de cambio y llevando otra vez a perder competitividad exportadora ante la pasividad de las autoridades monetarias que no aciertan otro camino que el de cuidar las ganancias monumentales de quienes se subieron a la bicicleta.

Un dato del Central da fe de lo que decimos: la caída de compras de dólares para ahorro y turismo, el destino que le daba la clase media argentina, cayó más de 80% en los últimos doce meses de 145 millones diarios promedio a 22 millones promedio.

Mientras la economía real no logra dar señales de reactivación, las cifras de empleo que se conocieron sobre el fin de semana vuelven a abrir el interrogante de hasta dónde llegara la crisis.

De diciembre de 2017 a noviembre de este año se esfumaron 200 mil puestos de trabajo registrado, en la Industria -una de las grandes perdedoras del modelo de estos tres años- se destruyeron 125 mil empleos desde noviembre de 2015 a noviembre de 2018.

Mientras los salarios en cifras oficiales perdieron más de 17 puntos frente a la inflación de 2018.

Los tiempos electorales comienzan a acelerarse como lo planteamos hace una semana y se empiezan a trazar panoramas de lo que le espera a la próxima gestión. No solo la recuperación de la economía y el empleo serán un desafío mayúsculo, también la deuda ahora sí será efectivamente una pesada herencia.

El Observatorio de la Deuda del Instituto de Trabajo y Economía es terminante: "La lluvia de dólares al final provino de la deuda"

El resumen del balance 2018 de la deuda señala que durante el año que recién termina "las colocaciones de deuda totales del sector público nacional fueron de USD 109.110 millones, incluyendo la deuda con el FMI"

Y agrega que "la deuda contraída el año pasado se tradujo en necesidades de financiamiento por USD 76.100 millones que deberán ser afrontadas por Cambiemos durante su último año de mandato, pero principalmente por la próxima gestión entre 2020 y 2023. Mientras tanto, el ratio de deuda a PIB alcanzó un pico del 95,4% en el tercer trimestre, pero debido a la apreciación de la última parte del año finalizará 2018 en el orden del 86%. La participación de la deuda en moneda extranjera subió casi 10 p.p. respecto de 2017, pasando de 68,5% en el año pasado a 77,5% para fines de 2018".

Por último, señala el informe "un dato respecto de lo que será la "pesada herencia" de Cambiemos es elocuente: en un solo año, el 2022, la próxima gestión deberá pagar lo mismo que heredó Cambiemos para sus cuatro años de mandato (USD 52.000 millones)".

La preocupación aumenta no solo a futuro, sino también para este año. La decisión del gobierno de apostar a un nuevo atraso cambiario en un año electoral (buscando por esa vía junto a la restricción monetaria controlar la inflación) pone en riesgo la apuesta a una explosión de exportaciones como prometió en el presupuesto 2019.

Qué pasará a medida que los tiempos electorales se acerquen, los índices inflacionarios no desciendan (ya se habla de un 2,5% para enero) y las volatilidades mundiales comiencen también a afectar la economía doméstica es el gran interrogante que la política deberá resolver, para que los habitantes de este país en su mayoría tengan los valores básicos para vivir en dignidad.

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