Un 2019 que por suerte será electoral, puede dejar atrás un año para el olvido

Enero se presenta con el aparente descanso de la política. Ni poco, ni demasiado. Pero al promediar el mes aparecerán las primeras definiciones y las obligaciones de quienes buscarán seducir a la platea que se dispondrá a votar. Un peronismo que debe elegir entre ser lo que ya mostró o algo nuevo competitivo y serio. Competirá con un oficialismo que propondrá, con Kerchner o Suárez, a desarrollar Mendoza tras los primeros tres años de gobierno que se destinaron -según la visión de un cornejista- "a compactar el terreno y sacar las piedras".

El primer trimestre del 2019, que arranca en algunas horas, tendrá consigo la potente carga de develar el nombre de los candidatos a la gobernación y los primeros pasos de la estrategia que, tanto el oficialismo como la oposición, desplegarán para ganarse el ansiado voto de confianza de un pueblo que termina el 2018 agobiado y apaleado.

Más adelante, con el tiempo, llegará el momento de especular con las razones y bucear en ellas, que tendrá el elector para inclinarse por una u otra opción; si cambiar de monta a mitad del río o continuar al lomo de la opción gobernante que volverá, casi sin margen de error, con aquella cantinela de seguir confiando en el equipo que destronó al kirchnerismo porque ahora, con la experiencia de los errores a cuesta, llegará el momento del despegue con buena parte del trabajo sucio ya realizado. Ante la imposibilidad de mostrar logros, y con la realidad a cuesta de no haber podido torcer el rumbo de la economía en retroceso y de una inflación indómita, pues es obvio que el agite del fantasma cercano será casi su única opción.

El verano definirá todo, incluso hacia dónde irá el peronismo en Mendoza y con quién, y si tendrá o no, finalmente, algo nuevo para mostrar que no sea sólo aquello del conocido argumento de que todo lo construido por el gobierno de Alfredo Cornejo estuvo mal orientado y planificado. El peronismo se encuentra en ese trance de decidir mostrar que sabe cómo y que tiene con qué para transformar su discurso en una oferta alternativa competitiva y confiable, o seguir siendo aquella versión, quizás algo remozada y maquillada, de lo que fue, aplicó y mostró al frente de la provincia.

Estos pocos días que separan el parate de fin de año con los primeros del mes de enero le servirán a Cornejo, el gran elector del oficialismo, ordenar parte de todo lo que tiene que decidir. La fecha de las elecciones y el candidato con el que defenderá la continuidad de la gestión. En principio sabe que dentro del espacio oficialista su propuesta tendrá la oposición de Omar de Marchi, el intendente de Luján que ya está lanzado para disputar su chance en las PASO frente a quien defina el gobernador. De Marchi tensará la cuerda hasta el final de sus posibilidades, siguiendo la estrategia del macrismo, en línea directa con lo que defina la Casa Rosada. De eso dependerá su futuro.

Se sabe que entre Martín Kerchner, el ministro todoterreno del gobierno de Cornejo y Rodolfo Suárez, el intendente de Capital, estará el crédito del oficialismo. Con estilos diferentes, ambos entrarán en la contienda para quedarse con la bendición del gobernador. Suárez es quien, desde afuera, parece contar hoy con las mayores chances, por estructura, territorio y gestión, sumado a un grado de conocimiento un poco más alto que el del ministro. Kerchner, por su lado, tiene para mostrar resultados hacia adentro del oficialismo y, por sobre todo, hacia Cornejo por eso de inclinarse por el más confiable para darle continuidad al estilo y forma de gobierno que inauguró en el 2015. Ambos, reconocen estar en competencia, pero evitarán enfrentarse en unas PASO e incluso se inclinan por evitar el enfrentamiento con De Marchi, aunque no lo descartan.

Por lo que se sabe, los dos intentarán ser los garantes de ese proceso de doce años en el poder con que llegó Cambia Mendoza cuando derrotó al peronismo en el 2015. Kerchner planificará, por su lado, volver a recorrer Mendoza explicando lo que se viene, luego de los 120 mil kilómetros que ya hizo, de acuerdo con su conteo personal, en los últimos dos años de gestión.

Y lo que se viene, en la visión del oficialismo, es la construcción y el desarrollo a gran escala de Mendoza. Kerchner apelará a la imagen de la construcción de una obra. Según él, durante los tres primeros años de Cornejo se compactó el terreno, se sacaron las piedras y ahora se viene la etapa del desarrollo. Desarrollo que tiene que ver con la Mendoza tecnológica y la energética, sumando al final la internalización de la provincia. Esto es mostrarle al mundo que Mendoza, independientemente de la nación, ha sido y es una gran productora de bienes que el mundo necesita: nuevas tecnologías, vinos, frutas industrializadas, petróleo y energía.

De cómo ambos contendientes interpreten el proyecto del oficialismo, dependerá su suerte. Después, claro está, cómo llegar con esa diatriba al ciudadano común que creyó en el cambio en las elecciones del 2015 y que en este 2019 sopesará los resultados. Las variables y conjeturas serán tantas como cada persona que ingrese a votar.

El 2019 se acerca con la agitación de las elecciones, de la rosca política, pero más que nada con la íntima esperanza que puede llegar a ser quizás un poco mejor que el desastroso 2018 que comenzamos a dejar atrás. ¡Salud, y buen año para todos!

Te Puede Interesar